Hay que ser honestos, Mozilla Firefox es un navegador web que está muy lejos de vivir sus momentos de gloria, en buena parte porque la fundación responsable de su desarrollo se durmió en los laureles durante demasiado tiempo, más de media década. Google aprovechó en ese periodo para cimentar un auténtico imperio en el que Chromium amenaza con convertirse en el gran monopolio que defina cómo debe funcionar la web.
Para los que anden perdidos, Chromium puede ser considerado como la base tecnológica de Google Chrome y de otros muchos navegadores web, entre ellos el actual Microsoft Edge, Opera, Vivaldi, Brave y otros que no han logrado la repercusión mediática de los mencionados. Además, Chromium puede ser compilado y funcionar como un navegador web completo, y gracias a que es de código abierto goza de cierta popularidad entre los usuarios de Linux.
En más de una ocasión se ha mencionado que Chromium no siempre ha sido un villano y, es más, en su momento supuso un soplo de aire fresco al ser el primer software de su categoría en aprovechar en serio los procesadores multinúcleo y por impulsar la adopción de HTML5, la especificación que ha relevado a Adobe Flash.
Guste o no, Google y Apple fueron las partes que más contribuyeron a poner fin a Adobe Flash, una tecnología que en su momento fue un mal necesario, pero que en la segunda década del Siglo XXI terminó por erigirse como un vendor lock debido a que HTML5 es capaz de soportar correctamente funciones de multimedia. Es cierto que al principio el soporte no iba del todo fino, pero desde hace años no es necesario recurrir a Flash para la reproducción de contenidos en formato video o audio.
Sin embargo, la fuerte posición dominante de la que goza Chromium, principalmente a través de Google Chrome, puede terminar siendo muy nociva para la web, no solo por consecuencias lógicas como la falta de innovación y evolución, sino porque Google puede terminar suplantando a la W3C a la hora de dictaminar cómo debe funcionar la web.
La suplantación de la W3C por parte de una empresa no es solo una posibilidad, sino que es algo que hemos visto hecho realidad. Aquí se puede destacar el caso del infame Internet Explorer, que fue la gran pesadilla de los desarrolladores web en su momento debido a que Microsoft interpretó las especificaciones a su manera, por lo que su navegador necesitaba de un tratamiento particularizado para asegurarse de que las páginas de un sitio web se mostraran correctamente.
El problema no fue tanto que Microsoft hiciera lo que quisiera como el hecho de que Internet Explorer se convirtiera, con gran diferencia, en el navegador web más usado del mundo. En el año 2004 emergió Mozilla Firefox de los restos de Netscape para ofrecer una alternativa más respetuosa con los estándares y que fuera más segura que Internet Explorer, ya que este último fue durante buena parte de su trayectoria muy criticado por la lentitud de Microsoft a la hora de suministrar los parches de seguridad. En ese último aspecto ha podido influir la tendencia de desactivar las actualizaciones que estaba tan extendida por entonces entre los usuarios de Windows.
Aunque Mozilla Firefox llegó a ser bastante popular, hasta el extremo de acaparar en torno a un tercio de todos los usuarios de la web, fue Google Chrome el que le dio la puntilla a Internet Explorer. Simplificando, aquí han influido principalmente tres factores: los avances aportados por Chromium en materia de desempeño y soporte de multimedia, la velocidad en la adopción e implementación de los avances de HTML5 y la potente maquinaria de la que dispone el gigante del buscador para difundir productos y servicios, a pesar de que su lista de fracasos es bastante extensa.
Firefox, siempre contestatario
Un dato curioso sobre Firefox es que nunca ha dejado de ser una especie de software contestatario, primero frente a Internet Explorer y luego ante un Chromium que se ha erigido en mucho más que un navegador web. Sin embargo, el producto de Mozilla no brilla en la actualidad tanto como hace quince años, en buena parte por la dejadez de la fundación a la hora de ponerlo al día en facetas como el rendimiento y el soporte de multimedia.
Si bien es cierto que Firefox ha mejorado mucho en los últimos dos años, la aplicación llegó a acumular un retraso tecnológico frente a Chromium que superaba los cinco años, y en este mundillo quedarse rezagado a ese nivel es prácticamente una sentencia de muerte. Dicho con otras palabras, el navegador de Mozilla llega tarde y eso le está impidiendo remontar en cuota de mercado, y no son pocos los que dicen que vive principalmente de los usuarios de Linux en la actualidad.
Debido a que no vive su mejor momento desde hace mucho, uno puede pensar que Firefox no tiene derivados o bifurcaciones, pero la realidad es que tiene algunos con muchísima trayectoria. Sin embargo, y al igual que sucede con Chrome (en realidad es Chromium, pero Google no lo impulsa como producto), los derivados tienden a vivir prácticamente de las migajas que deja el producto principal, y si Firefox apenas tiene usuarios, sus derivados o bifurcaciones son en su mayoría proyectos que luchan por no caer en la irrelevancia absoluta.
Pese a todo, Firefox sí tiene sus derivados y bifurcaciones y voy a aprovechar la ocasión para mencionar algunos de los más interesantes que en la actualidad todavía tienen continuidad como proyectos.
Pale Moon
Empiezo con uno de los roqueros más viejos (al menos de entre los que siguen vivos). Pale Moon se vende actualmente como una bifurcación que ha ido divergiendo del proyecto original con el paso del tiempo. Sobresale por tener una interfaz de usuario muy personalizable, en la línea de lo que ofrecían las versiones de la 4 a la 28 de Firefox. Además, reemplaza el motor Gecko por una bifurcación llamada Goanna y mantiene los soportes de plugins NPAPI para Silverlight, Adobe Flash y Java y para las extensiones XUL y XPCOM, los cuales fueron descontinuados por Mozilla.
En resumidas cuentas, Pale Moon intenta mantener viva la vieja esencia de Firefox, conservando algunas de las características que Mozilla ha ido desechando con el fin de modernizar su aplicación. Presume de preservar la privacidad del usuario mediante la no inclusión de telemetría, spyware ni recopilación de datos y de proporcionar una experiencia suave en la navegación.
Para ofrecer confianza se mantiene como un proyecto sin ánimo de lucro y que se desarrolla como código abierto, aunque los binarios proporcionados a través de la web oficial son privativos porque no se permite su redistribución a través de otros medios. El que quiera redistribuir el navegador sin restricciones deberá retirar la marca comercial de Pale Moon.
Oficialmente soporta Windows, Linux y macOS.
Waterfox
Y continúo con otro viejo conocido entre los derivados de Firefox: Waterfox. El nombre de este navegador web es una evidente burla sin mala intención y una referencia al mismo tiempo al proyecto del que deriva. En el logo que empleaba originalmente uno puede ver a un zorro (o panda rojo) de color azul rodeando un planeta Tierra del mismo color, todo en referencia al color con el que asociamos el agua.
Waterfox soporta Windows, Linux y macOS y busca centrarse en la privacidad y el rendimiento. A nivel tecnológico se alinea más con las versiones modernas de Firefox, pero inhabilita la telemetría y Pocket por defecto. Sobre el papel soporta extensiones de Google Chrome y Opera, pero el usuario se encontrará con más de un disgusto a la hora de intentar instalarlas.
Waterfox es una aplicación que ha tenido que cambiar su enfoque con el paso de los años, ya que en un principio nació como una recompilación de Firefox para Windows de 64-bit. Esto fue debido a que el proyecto original solo ofrecía compilaciones de 32-bit para Windows en el pasado, así que la bifurcación ocupaba un espacio que no estaba cubierto.
Otro detalle a tener en cuenta es que a Waterfox Classic, la versión que mantiene una versión más antigua del motor Gecko y el soporte para las extensiones XUL y XCPOM, se le han descubierto varias vulnerabilidades sin parchear, por lo que su uso no es recomendable si uno quiere estar seguro.
Tor Browser
Sin hacer mucho ruido, es probable que Tor Browser sea el derivado de Firefox más popular en la actualidad, sobre todo gracias al proyecto al que pertenece. Este navegador no necesita de ninguna presentación a estas alturas y su principal característica es proporcionar un marco sencillo para conectarse a la red Tor y anonimizar el tráfico generado por el usuario.
Tor Browser se basa en Firefox ESR y, aparte de poner a disposición un marco sencillo para conectarse a la red Tor, proporciona NoScript, el proxy, un botón y un lanzador de Tor. Emplea DuckDuckGo como buscador predeterminado, es posible ejecutarlo desde un medio extraíble y soporta Windows, macOS, Linux y Android.
El hecho de centrarse fuertemente en la privacidad hace que Tor Browser elimine todos los datos sensibles acumulados durante una sesión de navegación, entre ellos las cookies y el historial, lo que dificulta la acción de los rastreadores y de los mecanismos de fingerprinting o huellas dactilares.
Al menos que uno sea un obseso extremo de la privacidad o se encuentra en una situación en la que está asumiendo muchos riesgos (como estar en un país en el que no se cumplen los derechos fundamentales), no se trata de un producto orientado a un uso regular, porque si bien las cookies son criticadas en muchas ocasiones, no es menos cierto que, bien empleadas, facilitan la navegación.
LibreWolf
LibreWolf es un proyecto de reciente creación, ya que el primer lanzamiento del navegador se produjo en el año 2020 para Linux. Al año siguiente aparecieron compilaciones para Windows y macOS.
Este derivado de Firefox destaca por llevar más allá, o más bien ser más consecuente, con los principios promulgados por Mozilla. Esto quiere decir que es un navegador que se centra en ofrecer privacidad, con una telemetría y un Pocket que se encuentran desactivados por defecto y un uBlock Origin que está preinstalado. Eso sí, aquí no hay nada de Tor ni de VPN por defecto, por si alguien pregunta, por lo que no anonimiza ni oculta el tráfico.
A nivel tecnológico se basa en lo más reciente que tiene implementado Firefox, así que nos encontramos con un derivado que no intenta mantener soporte legado. Otra característica que tiene, aunque más bien como proyecto, es que se mantiene firme en los principios del software libre, con toda la transparencia que se puede ofrecer desde esa perspectiva. De hecho, cosas como la telemetría suelen ser muy criticadas por muchos defensores del software libre.
Frente a otros proyectos mencionados en este artículo, LibreWolf sobresale por su buen soporte para Linux con la puesta a disposición de repositorios para distribuciones como Fedora, Gentoo y las basadas en Debian (entre ellas Ubuntu y Linux Mint). También hay un paquete AUR para Arch Linux mantenido y paquetes universales en AppImage y Flatpak.
SeaMonkey
SeaMonkey no es un derivado de Firefox, pero su existencia está estrechamente relacionada con las decisiones que Mozilla ha tomado a lo largo de su trayectoria, sobre todo cuando decidió a mediados de la primera década del Siglo XXI centrarse en Firefox y Thunderbird.
Esta aplicación es más bien una suite de Internet que deriva del código fuente de Mozilla Application Suite. Esto quiere decir que no solo soporta navegación web, sino que también tiene un cliente de correo y otro de noticias. Su orientación puede recordar al viejo Opera, el que empleaba el motor Presto e incluía muchas características, y a Vivaldi, que básicamente es un intento de resucitar las esencias del Opera original y llevarlas más allá en aspectos como la privacidad y apoyándose en una tecnología más moderna como Chromium.
SeaMonkey no ha evolucionado mucho a nivel de interfaz, cosa que se nota con tan solo visitar su sitio web. Otro aspecto que conserva del pasado es el soporte para extensiones XUL, el cual fue descontinuado en Firefox hace tiempo. Su desarrollo es oficialmente comunitario y está dirigido por un grupo que se hace llamar el Consejo de SeaMonkey.
Se trata de una aplicación que a día de hoy sigue en desarrollo, es de código abierto bajo la licencia MPLv2 y ofrece soporte para Windows, Linux y macOS, pero posiblemente su acabado estético luzca demasiado antiguo para los tiempos actuales.
Conclusión
A pesar del claro dominio de Chromium y sus muchos derivados y que Firefox lucha por no caer en la irrelevancia, alrededor del navegador de Mozilla hay muchas propuestas, con algunas de ellas que son realmente interesantes o mejor ajustadas a los postulados más favorables a la privacidad dentro del software libre.
A veces no viene mal recordar que hay vida más allá de esas soluciones que ejercen un abuso de posición dominante, y es que si bien a veces las alternativas no son capaces de cubrirlo todo (en este caso, ciertos servicios que solo están hechos para funcionar con navegadores Chromium o directamente con Chrome o Edge), la única manera de hacer que su soporte sea mejorado es aumentando su cuota de usuarios. Dicho con otras palabras, si Firefox y sus derivados ganan usuarios, los desarrolladores empezarán a tenerlo más en consideración.
Para terminar, y aunque Mozilla en el fondo no es ese paladín de la privacidad que pretende ser (al menos no del todo), no es menos cierto que sus políticas en ese sentido son mucho mejores que las de Google.
Información de Muy Computer