Intel, históricamente reconocida como la compañía líder en la fabricación de procesadores para PC, atraviesa una etapa de turbulencias que pone a prueba su hegemonía en el sector tecnológico. A pesar de haber dominado el mercado durante años, los recientes problemas de inestabilidad en sus CPU Core de 13 y 14 generación han afectado significativamente su rendimiento y prestigio. Estos inconvenientes, sumados a otros factores, han obligado a la compañía a implementar medidas drásticas para mantenerse a flote.
En su reporte financiero correspondiente al segundo trimestre de 2024 (Q2 2024), Intel reveló datos poco alentadores. La compañía generó ingresos por 12 800 millones de dólares, un desempeño que, si bien no es despreciable, está lejos de las expectativas. Los beneficios en efectivo alcanzaron los 2 300 millones de dólares y se pagaron dividendos por 500 millones. Sin embargo, el segmento de Intel Foundry registró pérdidas considerables, ascendiendo a 2 800 millones de dólares en este trimestre.
En otras áreas, la situación no es mucho mejor. La filial Altera, especializada en circuitos integrados programables, reportó ingresos de 361 millones de dólares tras una caída significativa. Mobileye, por otro lado, mostró signos de recuperación después de un trimestre anterior desfavorable, alcanzando ingresos de 440 millones de dólares y logrando revertir sus pérdidas en ganancias.
La competencia entre Intel y AMD ha sido feroz, extendiéndose más allá de los procesadores hasta incluir las tarjetas gráficas. Actualmente, AMD supera a Intel en el ámbito de las GPU, aunque la disputa en el mercado de los procesadores sigue siendo intensa. Además, ambas compañías están en una carrera paralela por desarrollar productos que respondan a las crecientes demandas de la inteligencia artificial (IA).
En comparación, los resultados de AMD para el mismo período han sido más favorables. AMD reportó ingresos por 5 800 millones de dólares, con un crecimiento del 17% en sus beneficios respecto al mismo trimestre del año anterior, impulsados principalmente por el segmento de centros de datos e IA, aunque con una caída en el sector de gaming.
Despidos masivos en Intel al doblar de la esquina
Frente a este panorama, Intel ha decidido adoptar un plan de reducción de costes que implica recortes significativos en investigación y desarrollo, marketing y personal. La empresa tiene como objetivo ahorrar 10 000 millones de dólares para el año 2025. Este plan conlleva la reducción del 15% de su plantilla global para 2026, con la mayor parte de los despidos previstos para finales de 2024. Según Pat Gelsinger, CEO de Intel, esta medida es necesaria para asegurar la viabilidad de la empresa a largo plazo.
En declaraciones recientes, Gelsinger subrayó que Intel no puede sostenerse con su estructura de ingresos y gastos actual. Para ilustrar el desafío, mencionó que en 2020 los ingresos anuales de la compañía eran 24 000 millones de dólares superiores a los del año pasado, y todo con una plantilla menor que la actual.
Intel se enfrenta a un futuro incierto marcado por la necesidad de ajustes profundos para recuperar su posición en el mercado. La combinación de problemas técnicos, competencia feroz y un entorno financiero desafiante obliga a la compañía a tomar medidas drásticas para garantizar su supervivencia y éxito a largo plazo. La reducción de costos y la reestructuración de su plantilla son solo el comienzo de una serie de cambios que definirán el rumbo de Intel en los próximos años.