Crear una serie que rompa récords y se convierta en fenómeno mundial no es tarea fácil, y para Hwang Dong-hyuk, el creador y director surcoreano de “El Juego del Calamar“, el costo ha sido devastador. La tensión y el esfuerzo por crear esta historia, que retrata los extremos a los que las personas llegan en busca de una oportunidad para cambiar sus vidas, lo llevaron al límite, al punto de experimentar consecuencias físicas inusuales y dolorosas.
Desde el set de la segunda temporada de la serie, Hwang confesó en una entrevista con la BBC que la presión fue tan abrumadora durante la creación de la primera entrega que llegó a perder entre ocho y nueve dientes, un efecto directo del agotamiento y el estrés.
A pesar de la dura experiencia, se enfrenta ahora a un reto mayor con la segunda temporada, que ha intensificado el desgaste emocional y físico que vivió en un inicio. El creador surcoreano señaló que la temática de “El Juego del Calamar”, profundamente inspirada en las desigualdades sociales y económicas de la sociedad coreana, conecta con problemas reales y, por tanto, añade una capa de responsabilidad y presión para él como creador.
La primera temporada sigue la historia de Seong Gi-Hun, un hombre que, desesperado por mejorar su suerte, se ve arrastrado a un misterioso y brutal concurso. En el desarrollo de la serie, el juego detiene momentáneamente su avance cuando la mayoría de los participantes, horrorizados por las sangrientas consecuencias de la primera prueba llamada “Luz Roja, Luz Verde”, deciden abandonar.
Sin embargo, al regresar a sus devastadoras realidades, muchos optan por volver al juego, un reflejo sombrío de la desesperanza que sienten, y que los impulsa a arriesgar sus vidas por una mínima posibilidad de mejorar su situación. La crudeza de esta narrativa, que Hwang ha calificado como un reflejo de la desesperación que atraviesa a las personas marginadas y económicamente vulnerables, se convierte en una experiencia agobiante tanto para los espectadores como para quienes la producen.
A pesar del éxito rotundo de la serie, Hwang enfrenta nuevos desafíos en la producción de esta segunda temporada. Aunque Netflix generó ganancias estimadas en 900 millones de dólares gracias a “El Juego del Calamar”, el director admitió que su compensación por la primera temporada no fue suficiente, lo cual resultó ser un factor motivador para embarcarse en la realización de una segunda entrega.
Hwang describe esta oportunidad como un “regalo y una maldición”; aunque se siente agradecido por la posibilidad de continuar la historia, el éxito ha traído consigo noches de insomnio y pesadillas recurrentes. “Tengo pesadillas dos veces por semana, casi siempre sueño que algo sale mal durante el rodaje o que las personas dicen que no es bueno”, confesó el director en una entrevista con The Hollywood Reporter, evidenciando la tensión constante de mantener el alto nivel de expectativas de los fanáticos. Las dudas sobre si los juegos serán tan entretenidos y los personajes tan cautivadores como en la primera temporada lo atormentan, reflejando el peso de la responsabilidad que siente sobre sus hombros.
Con la fecha de estreno de la nueva temporada fijada para el 26 de diciembre, la esperanza para Hwang Dong-hyuk y sus seguidores es que, además de un éxito renovado, este esfuerzo le permita alcanzar una paz mental que hasta ahora le ha sido esquiva, conservar los dientes que le quedan y recibir una compensación adecuada por el impacto global de su creación.
“El Juego del Calamar” ha demostrado ser mucho más que un simple espectáculo de entretenimiento, y con la próxima entrega en el horizonte, las expectativas y la curiosidad sobre los nuevos desafíos que enfrentarán los personajes no hacen más que crecer.