💸 ¿Cómo un adolescente de 13 años estafó decenas de miles de euros en criptomonedas?

niño de 13 años estafa miles de euros en criptomonedas

En el mundo de las criptomonedas, donde los mercados son volátiles y las emociones están a flor de piel, una historia insólita ha captado la atención de todos. Un niño de tan solo 13 años, desde la comodidad de su hogar, logró amasar 46 000 euros en cuestión de minutos mediante un movimiento que algunos califican de ingenioso, mientras que otros lo ven como una estafa flagrante.

La plataforma donde tuvo lugar este singular episodio se llama Pumpfun, un espacio conocido por albergar las denominadas memecoins. Estas criptomonedas, cuyo valor depende exclusivamente del respaldo de los usuarios, suelen ser vistas como un juego financiero en el que, con suerte y estrategia, se pueden obtener ganancias rápidas. En este caso, el adolescente aprovechó las particularidades de este entorno para lanzar su propio token, bautizado como QUANT, y retransmitir en directo su proyecto desde el inicio.

Con apenas una cámara y una conexión a internet, el joven explicó en tiempo real su visión para QUANT. Su discurso, aparentemente bien estructurado, logró atraer la atención de numerosos usuarios que vieron en su propuesta una oportunidad de inversión. En cuestión de minutos, la moneda alcanzó un valor de 30 000 dólares, un fenómeno inesperado para un token creado por un principiante.

Sin embargo, el propósito del adolescente no era mantener el proyecto. Al percatarse del alza en el valor de QUANT, procedió a realizar un rug pull, un término del argot criptográfico que describe el acto de retirar repentinamente todo el valor de un activo para embolsarse las ganancias y dejar a los inversores con monedas prácticamente sin valor.

Lo que hace este caso aún más peculiar es que todo ocurrió en vivo. Durante la retransmisión, los espectadores pudieron observar cómo el comportamiento del joven cambiaba de manera radical, hasta el punto de burlarse abiertamente de las personas que habían confiado en su criptomoneda. Incluso llegó a realizar un gesto obsceno como despedida, algo que encendió aún más la indignación de los inversores.

Pero la historia no termina aquí. Animado por el éxito de QUANT, el adolescente creó una segunda criptomoneda y repitió el esquema. Esta vez, logró embolsarse otros 12 000 dólares, demostrando que sus intenciones estaban lejos de ser un error de cálculo.

El impacto de la estafa no tardó en generar reacciones. Los afectados, frustrados y en busca de justicia, decidieron tomar medidas por su cuenta. En una acción común en el mundo digital conocida como doxing, publicaron los datos personales del joven, incluyendo su nombre completo, dirección y el nombre de la escuela a la que asiste. Este acto, aunque ilegal y peligroso, busca exponer al responsable y generar presión social en su entorno.

Este episodio pone en evidencia tanto las oportunidades como los riesgos del ecosistema criptográfico. Por un lado, muestra cómo un individuo, sin importar su edad, puede manipular un mercado gracias a la falta de regulación y la confianza ciega de los inversores. Por otro, revela las consecuencias éticas y legales de acciones como estas, especialmente cuando se trata de menores de edad.

Mientras las criptomonedas continúan ganando popularidad, historias como esta sirven como un recordatorio de los peligros inherentes a este tipo de inversiones. En un mundo donde un niño puede orquestar una estafa de tal magnitud, la cautela y el conocimiento se convierten en herramientas indispensables para navegar en este universo financiero.

 

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