En un rincón de Palo Alto, California, un burro llamado Perry se convirtió en una figura emblemática, no solo para la comunidad local, sino también para el mundo del cine. Perry, quien inspiró al personaje de Burro en la famosa saga de películas de Shrek, falleció a los 30 años debido a la laminitis, una enfermedad que afecta los cascos de los equinos.
Durante décadas, Perry fue cuidado con esmero por Barron Park Donkeys, una organización dedicada al bienestar de estos animales. Su presencia en el parque se convirtió en un atractivo para varias generaciones de niños que crecieron visitándolo. Perry no solo era un burro; era un símbolo de alegría y un puente entre la realidad y la fantasía cinematográfica.
El cariño que la comunidad de Palo Alto sentía por Perry se manifestó de manera tangible cuando, en sus últimos meses de vida, el Ayuntamiento donó 10 000 dólares para cubrir sus gastos médicos. Este gesto reflejó el profundo aprecio y la conexión emocional que los residentes tenían con el entrañable animal.
La noticia de su fallecimiento fue anunciada a través de Instagram por el parque que lo albergaba. “Tenemos el corazón roto”, expresaron en un emotivo mensaje. “Era un miembro querido de nuestra comunidad y sabemos que muchas personas se sentirán conmovidas por su partida. Pronto anunciaremos los planes para su memorial”. Estas palabras resonaron en el corazón de quienes lo conocieron y admiraron.
Perry no solo fue un burro más; su vida y su carácter sirvieron de inspiración para los creadores de DreamWorks. Durante meses, los animadores observaron y fotografiaron a Perry, capturando su esencia para dar vida al fiel amigo y escudero del ogro Shrek. En la gran pantalla, Burro cobró vida con la voz del cómico Eddie Murphy.