🧠 Auriculares con cancelación de ruido bajo la lupa por posibles daños al cerebro

Los auriculares con cancelación de ruido se han convertido en un refugio para millones de personas. Sin embargo, lo que parecía una solución perfecta podría estar generando un problema inesperado. Según un informe reciente del Servicio de Salud británico (NHS, por sus siglas en inglés), el uso excesivo de estos dispositivos podría estar afectando la capacidad del cerebro para procesar sonidos, especialmente en jóvenes.

Cinco departamentos de audiología del NHS han alertado sobre un aumento preocupante de casos de trastorno del procesamiento auditivo (APD, por sus siglas en inglés) entre adolescentes y adultos jóvenes. Este trastorno, de naturaleza neurológica, dificulta la comprensión de sonidos y palabras, a pesar de que los exámenes auditivos muestren que los oídos funcionan correctamente.

Lo más alarmante es que, según una encuesta realizada en 2024, solo el 4% de los audiólogos británicos se sienten suficientemente informados sobre esta condición, y el acceso a evaluaciones completas es extremadamente limitado.

El caso de Sophie, una joven de 25 años, ilustra esta problemática. Usuaria habitual de auriculares con cancelación de ruido durante cinco horas al día, Sophie comenzó a experimentar dificultades para entender conversaciones en entornos ruidosos. Las palabras le sonaban como “galimatías”, lo que la llevó a abandonar las clases presenciales en la universidad y a evitar lugares como bares y restaurantes. A pesar de que sus pruebas auditivas no mostraban anomalías, su cerebro ya no procesaba los sonidos como antes.

Los expertos señalan que el problema radica en cómo la cancelación de ruido “engaña” al cerebro. Al bloquear constantemente los sonidos ambientales, estos dispositivos podrían estar “desentrenando” al cerebro a interpretar sonidos en entornos reales, especialmente en personas cuyos sistemas auditivos aún están en desarrollo.

Investigadores como el doctor Sean Olive, de Harman International, han realizado estudios que respaldan estas preocupaciones, lo que ha llevado a otras entidades a profundizar en el tema.

Aunque existen tratamientos y herramientas para ayudar a quienes padecen APD, como aplicaciones de entrenamiento auditivo (ToneGym o EarGym) y dispositivos especializados, su acceso no es universal. En el caso del NHS, solo los estudiantes pueden acceder a estos recursos de manera gratuita, dejando al resto de la población británica en un limbo de espera y costos adicionales.

Frente a esta situación, los especialistas recomiendan moderar el uso de auriculares con cancelación de ruido y optar por el modo de transparencia cuando sea posible. Sin embargo, en un mundo cada vez más ruidoso, renunciar a la comodidad de estos dispositivos no parece una opción viable para muchos. La responsabilidad, según los expertos, recae ahora en los fabricantes, quienes deben equilibrar la innovación tecnológica con la protección de la salud auditiva de sus usuarios.

Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿estamos dispuestos a pagar el precio de nuestro silencio artificial?

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