
El mundo del cine lamenta la pérdida de Bruce Logan, un pionero de los efectos especiales cuya magia visual dejó una huella imborrable en películas como Star Wars: A New Hope y 2001: Odisea en el espacio. Logan falleció el pasado 10 de abril a los 78 años, tras una breve enfermedad, según confirmó su esposa, Mariana Campos-Logan, en declaraciones al Hollywood Reporter.
Nacido el 15 de mayo de 1946 en el Reino Unido, Bruce Logan descubrió su pasión por el cine desde muy joven. A los 14 años ya experimentaba con películas animadas, y para los 19, su talento lo llevó a trabajar en efectos visuales bajo la tutela de Doug Trumbull en 2001: Odisea en el espacio, donde Stanley Kubrick le otorgó su primer crédito en pantalla. Su padre, Campbell Logan, director de clásicos para la BBC, fue una figura clave en su formación, enseñándole técnicas como la pantalla partida y transmitiéndole un profundo respeto por cada fotograma.
Con una carrera que abarcó cinco décadas, Logan dejó su sello en grandes producciones, desde la explosión de la Estrella de la Muerte en Star Wars hasta los innovadores efectos de Tron y Blade Runner. También incursionó en la dirección con Vendetta (1986) y colaboró en videos musicales de artistas como Prince y Madonna.
Su hija Mary lo recordó en Instagram como un «rebelde con cámara» y un «pionero con historia», destacando su visión única: «Mi padre no trabajaba en las películas, sino que hacía magia con ellas». Logan deja atrás un legado que redefine el arte visual en el cine, además de su esposa y sus dos hijos, Mary y Campbell.