El contacto de un teléfono móvil con líquidos representa uno de los accidentes más frecuentes y costosos para los usuarios. Un descuido junto a la piscina, una bebida derramada o una lluvia inesperada pueden desencadenar una situación crítica. En esos momentos, la reacción inmediata suele ser buscar soluciones rápidas, muchas veces basadas en consejos populares que circulan en internet. Sin embargo, algunas de estas prácticas no solo resultan ineficaces, sino que agravan el problema y provocan daños irreversibles.
Cuando un smartphone se moja, lo más importante es evitar acciones impulsivas. Existen tres errores comunes que los técnicos desaconsejan de forma tajante.
El primero consiste en aplicar calor directo al dispositivo. Usar un secador de pelo, colocarlo cerca de un radiador o introducirlo en un horno a baja temperatura puede parecer una solución lógica. No obstante, el calor extremo afecta negativamente a los componentes electrónicos. Las altas temperaturas deforman plásticos, dañan la batería y provocan una evaporación desigual del agua, lo que deja humedad atrapada en zonas críticas.
Los móviles actuales incorporan sellados y adhesivos internos que protegen sus circuitos. El calor debilita estas barreras, lo que facilita la entrada de humedad en áreas sensibles. Por esta razón, los especialistas recomiendan dejar el dispositivo en un ambiente seco y fresco, sin aplicar calor artificial. El secado debe realizarse de forma lenta y natural.
Otro error frecuente es introducir hisopos de algodón, toallas o papel en los puertos del móvil. Aunque la intención sea absorber el agua, estas acciones pueden dañar conectores y dejar fibras atrapadas. Además, al intentar limpiar, se corre el riesgo de empujar el líquido hacia el interior del dispositivo. Esto afecta directamente a la placa base, los micrófonos y los altavoces. Para retirar el exceso de agua visible, lo más efectivo es agitar suavemente el móvil con los puertos orientados hacia abajo. La gravedad y el tiempo permiten que el líquido salga sin causar más daños.
El tercer error es colocar el móvil en una bolsa de arroz. Este truco, ampliamente difundido, ofrece una falsa sensación de seguridad. Aunque el arroz tiene capacidad para absorber humedad, no puede acceder a las zonas internas del dispositivo donde el agua se acumula. Además, los granos y el polvo del arroz pueden introducirse en los puertos de carga y en las ranuras de los altavoces, generando nuevos problemas. Al confiar en este método, se retrasa la aplicación de soluciones efectivas y se incrementa el riesgo de daño permanente.
Ante un móvil mojado, lo más recomendable es apagarlo de inmediato, evitar cualquier intento de secado agresivo y acudir a un servicio técnico especializado. La rapidez y la prudencia marcan la diferencia entre un dispositivo recuperable y uno irreparable.