El proceso judicial entre el Gobierno de Estados Unidos y Google LLC se acerca a su desenlace. El caso, que comenzó en octubre de 2020, ha girado en torno a la acusación de que Google consolidó su dominio en el mercado de navegadores y motores de búsqueda mediante prácticas anticompetitivas. Sin embargo, el fallo más reciente indica que la empresa no tendrá que desprenderse de su navegador Chrome, a pesar de su posición dominante.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos había solicitado que Google se deshiciera de Chrome, alegando que la compañía había mantenido su liderazgo a través de conductas monopolísticas durante más de una década. El juez Amit Mehta, quien ya había calificado a Google como monopolista en 2024, emitió una opinión final que descarta esa posibilidad. Según el fallo, el dominio de Google no se atribuye suficientemente a prácticas ilegales como para justificar la desinversión de Chrome.
Ambas partes deberán presentar un dictamen final ante el tribunal antes del 10 de septiembre de 2025. Se espera que ese documento refleje los argumentos ya expuestos, sin cambios sustanciales en las decisiones adoptadas.
Entre las determinaciones más relevantes del juez se encuentra la prohibición para Google de establecer contratos exclusivos relacionados con la distribución de sus herramientas de búsqueda, asistente virtual o navegador. No obstante, la empresa podrá seguir ofreciendo incentivos, económicos o de otro tipo, para que sus productos se preinstalen o se ubiquen en posiciones destacadas.
Google deberá compartir ciertos datos de índice y de interacción de usuarios con competidores calificados, aunque no estará obligada a divulgar información relacionada con publicidad. También tendrá que ofrecer servicios de sindicación de búsqueda y anuncios de texto a esos competidores, con el objetivo de facilitarles la entrega de resultados de alta calidad.
El fallo no exige que Google incluya pantallas de elección en sus productos ni que promueva esa práctica entre sus socios de Android. Tampoco obliga a compartir datos de consultas con anunciantes, aunque sí requiere que la empresa informe sobre cualquier cambio sustancial en sus subastas publicitarias.
Los demandantes habían solicitado que Google lanzara una campaña nacional de educación pública, modificara sus políticas para ofrecer más opciones a los editores sobre el uso de su información y se sometiera a requisitos de reporte de inversiones. Ninguna de estas propuestas fue aceptada por el tribunal.
La tecnología de inteligencia artificial generativa ocupa un lugar destacado en el fallo. Al ser consultado sobre si existe algún producto significativo de Google que no haya integrado esta tecnología, el representante de la empresa respondió que no. El documento judicial reconoce que estas herramientas podrían transformar el panorama digital, aunque aclara que aún no reemplazan a los motores de búsqueda tradicionales. Se anticipa que los desarrolladores añadirán funciones a las plataformas de IA generativa para que operen de forma más similar a los buscadores convencionales.
El tribunal señala que este caso se diferencia de otros por su enfoque hacia el futuro. En lugar de resolver una disputa basada en hechos históricos, se le ha pedido que proyecte escenarios venideros, lo cual no constituye una tarea habitual para un juez.
Durante los cuatro años que ha durado el proceso, el enfoque ha evolucionado desde un intento por desmantelar el monopolio de Google hacia una reflexión sobre el impacto de la inteligencia artificial generativa en la forma en que se realiza la búsqueda en línea. El fallo concluye que la conducta legal desempeñó un papel importante en el mantenimiento del dominio de Google, atribuyéndolo también a la calidad de su motor de búsqueda, la innovación constante, la inversión en talento humano, la visión estratégica y el reconocimiento de marca.
Este desenlace representa una victoria para Google, especialmente considerando el panorama incierto que enfrentaba a finales de 2024. En ese momento, se advertía que los detalles del caso serían determinantes, y ahora esos detalles apuntan hacia la inteligencia artificial como uno de los factores clave, junto con un motor de búsqueda sólido.