🤖 Albania nombra una inteligencia artificial como ministra virtual

Albania ministra inteligencia artificial

Albania ha dado un paso sin precedentes en la integración de la inteligencia artificial en la gestión pública. El país ha nombrado a Diella como “ministra virtual”, una figura creada por sistemas de IA que asumirá funciones clave en el control de las contrataciones estatales. Esta decisión marca un cambio en la administración pública global, al convertir a Albania en el primer país que incorpora una inteligencia artificial como miembro oficial de un gabinete de gobierno.

Diella, cuyo nombre significa “luz del sol” en albanés, tendrá la responsabilidad de gestionar las licitaciones públicas. El objetivo principal consiste en eliminar la corrupción y garantizar la transparencia en el uso de los fondos estatales. El sistema que la controla incluye un avatar que representa a una mujer de mediana edad vestida con traje tradicional albanés.

El anuncio se realizó durante la asamblea del Partido Socialista, donde el primer ministro Edi Rama presentó al nuevo equipo ministerial tras las elecciones de mayo. En ese contexto, Rama introdujo a Diella como el primer miembro del gabinete que no tiene presencia física, sino que ha sido creado virtualmente por inteligencia artificial. Esta incorporación forma parte del cuarto mandato del primer ministro, quien ha manifestado su intención de avanzar hacia un modelo de gobernanza más digital.

Rama explicó que las decisiones sobre licitaciones dejarán de depender de los ministerios tradicionales. Diella asumirá esa responsabilidad con el objetivo de lograr procesos “100% incorruptibles” y garantizar que todos los fondos públicos involucrados sean completamente legibles. La implementación del sistema se realizará de forma progresiva, aunque el mandatario ha expresado su convicción de que la IA puede transformar radicalmente la gestión estatal.

La corrupción ha representado un desafío persistente para Albania, especialmente en el ámbito administrativo y en los procesos de contratación pública. Este problema ha sido objeto de debate en la Unión Europea, donde se analiza la posible adhesión de Albania como miembro en el año 2030. La iniciativa de incorporar una ministra virtual responde a ese contexto y busca fortalecer la credibilidad institucional del país.

Durante el verano, Rama ya había sugerido la posibilidad de que Albania contara con un ministro digital. Incluso planteó que el país podría estar gobernado por un primer ministro basado completamente en inteligencia artificial. Aunque esa idea parecía lejana, el nombramiento de Diella indica que el gobierno albanés ha decidido avanzar con rapidez en esa dirección.

Otros países han explorado iniciativas similares. En mayo de 2024, Ucrania presentó a Victoria Shi, una portavoz oficial generada por IA que se encarga de leer comunicados y ofrecer información institucional. Además, ese país implementó Prozorro, un sistema de contratación pública controlado por inteligencia artificial que detecta patrones de posible corrupción. En Suecia, el primer ministro ha utilizado ChatGPT como herramienta de consulta para obtener segundas opiniones.

Diella también formará parte de la plataforma de gobierno electrónico e-Albania, que permite a los ciudadanos realizar trámites administrativos de manera digital. Esta integración refuerza el compromiso del país con la modernización de sus servicios públicos.

Sin embargo, el anuncio genera inquietudes. Una inteligencia artificial no puede asumir responsabilidad jurídica ni rendir cuentas por sus decisiones. En caso de errores o sesgos, no existe una figura legal que pueda ser sancionada. Los algoritmos que sustentan estos sistemas se entrenan con datos que pueden contener sesgos, lo que plantea riesgos de decisiones injustas o manipuladas. Además, los sistemas de IA pueden ser vulnerables a ciberataques o manipulaciones internas.

La transparencia también enfrenta desafíos. Aunque la IA promete procesos más claros, la toma de decisiones debe mantenerse explicable y abierta al debate público. Si los algoritmos operan como cajas negras, el control democrático podría ser reemplazado por un modelo tecnocrático opaco, con consecuencias imprevisibles para la gobernanza.

 

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