Si tu infancia transcurrió en los años 90 del pasado siglo, probablemente jugaste alguno de estos títulos: Chrono Trigger, Legend of Mana, Breath of Fire, Golden Sun, Final Fantasy y sus múltiples partes, o Super Mario RPG.
Fueron los años dorados de un género que, de tan explotado, parecería que no tiene nada más que ofrecer. Las mecánicas de los JRPG —como se popularizó el género de los juegos de rol creados en Japón—, están tan definidas en los combates por turnos, que la fama de aquellos juegos de los 90 e inicios de este siglo dieron al traste, en cierto modo, con su originalidad.
Pero las buenas ideas siempre se abren paso, y Sea of Stars, el segundo juego creado por Sabotage Studio, es un huracán de aire fresco en ese sentido. Hacía falta algo así para quienes amamos el género.
Recordemos que Sabotage Studio es un desarrollador indie nacido en 2016, y que dos años después obtuvo una nominación al Mejor Debut de un Juego Indie en The Game Awards, los Oscar de los videojuegos, por The Messenger.
Los canadienses —sí, Sea of Stars es un JRPG creado en Quebec—, muestran con su nuevo título, además, versatilidad. Porque The Messenger es un juego de plataformas de acción y, aunque existen cameos en Sea of Stars, considerada su precuela, ambos están separados por un mar de diferencias.
Un argumento ágil
Algunos JRPG ganaron en profundidad en sus narraciones con historias memorables, especialmente Square y Final Fantasy, pero esto no fue siempre el fuerte. Cierto es que la trama importa y mucho, pero el arco dramático ha sido siempre clásico en el género: un mal acecha al mundo y los “buenos” se encargarán de salvarlo, empleando para ello cuanto poder mágico se les ocurra a los desarrolladores.
La fórmula, hasta cierto punto, funciona, y en Sabotage Studio están conscientes de eso, pues tiraron de una trama igual de clásica, contada por capítulos, aunque no lo digan por lo claro y, sin embargo, es justo lo que necesitaban.
Sea of Stars cuenta la historia de dos Niños del Solsticio, Valere y Zale, que utilizan los poderes del sol y la luna para, combinados, realizar una magia de eclipse, la única forma de repeler a las monstruosas creaciones de un malvado alquimista conocido como El Fleshmancer.
Por el camino se unirán otros personajes jugables, como Garl, otro amigo de la infancia que, si bien no tiene poderes, posee un corazón tan noble que me hizo recordar al Samwise Gamyi de El señor de los anillos (hasta su fisonomía se parece si solo nos fijamos un poco). Me reservo el resto de los personajes jugables porque evitaré hacer spoilers de la historia, la cual termina siendo simplona y entretenida.
Y es precisamente ese el objetivo de los creadores, entretener y de lo lindo con una trama que no da respiro, pues en Sea of Stars apenas se sale de un enredo para entrar en otro, mientras se recorre el mundo que, por cierto, es el mismo de The Messenger pero con otra perspectiva. Vaya forma de usar el metatexto.
Arte sobre la pantalla
Los juegos con estilo pixel art no solo siguen la gloriosa línea de las consolas de 8 y 16 bits, sino que, aprovechando las bondades de la modernidad, son capaces de profundizar en cuanto a colores y detalles en las más altas resoluciones.
Sea of Stars es en este apartado un portento y siempre tendrás en cuenta que tienes ante ti un juego de 2023. El detalle se ve cuidado en cada nivel que atravesamos, con guiños a los RPG más noventeros. Los personajes y NPC que encontramos tienen unas animaciones muy fluidas, y los de Sabotage Studio se cuidaron además de crear una identidad en cada mundo, estilo bioma de Minecraft, que los identifica en cuanto a decorados, enemigos o personajes.
En materia de diseño de niveles este juego aprovecha algo que no hicieron sus antecesores: la diagonal. Así, atravesarás el mundo no solo hacia arriba, abajo, derecha o izquierda, sino que tendrás que fijarte mucho en las diagonales. También emplean un sistema de escalado para que subas y bajes casi constantemente, lo que da sentido al botón de acción.
Incorpora el juego asimismo poderes secundarios que emplearás para situaciones puntuales, un homenaje, sin dudas, a The Legend of Zelda: A Link to the Past.
El apartado sonoro es muy importante en un juego como este, donde los diálogos son textos en pantalla y es la música la que conduce las emociones.
Eric W. Brown, el mismo compositor de The Messenger, se encargó de crear las partituras para Sea of Stars, con un estilo similar pero adaptado al juego de rol. Cada tema varía según la hora del día, y las canciones de las batallas son diversas, tanto en los duelos comunes como ante los jefes. También hay otra clase de remezclas, pero eso mejor lo descubren ustedes al jugarlo.
El juego tiene artistas invitados para la creación de la música como Yasunori Mitsuda, el compositor de Xenoblade Chronicles 2 y Chrono Trigger.
Además, hay que destacar que los efectos tienen un nivel muy alto y son perfectamente descifrables según el poder que se emplee y tienen una importancia tremenda por el sistema de combate, como entenderás unas líneas más abajo.
El punto flaco radica en la traducción al castellano: el juego adolece hasta de faltas de ortografía. Pero vamos, aunque te haga olvidarlo, es un indie que nació en Kickstarter.
Batallas que vas a recordar
Super Mario RPG destacó en su momento por introducir un sistema de combate en el que, si presionabas un botón en el momento justo, podías potenciar tus ataques o defenderte mejor. Sea of Stars, acaso como una oda a todos sus antecesores, hace un uso extraordinario de este elemento.
Las batallas no son simples rellenos para subir de nivel lo que, por cierto, esta tan bien diseñado que el tradicional “grindeo” de los títulos de rol no es necesario. La progresión es constante en cuanto a equipo, y se agradece el toque de personalización añadido con la subida de nivel: todos los personajes lo hacen al mismo tiempo y puedes escoger varias opciones para mejorar estadísticas, los puntos de maná o de vida.
Explicaba que los combates no son relleno, y pronto descubrirás por qué: los poderes, son pocos, pero bien balanceados, y siempre tienen dos o más “toques” cuando los lanzas, lo que te permite aumentar el daño o defenderte por completo de los ataques de tus enemigos. Y como el bestiario es tan variado transitarás todo el juego prácticamente aprendiendo a defenderte porque las animaciones son únicas para cada oponente.
Además, Sabotage Studio introdujo un sistema de combos que permite combinar poderes de los personajes. Para ganar un punto de combo debes rellenar una barra a partir de lanzar ataques completos —es decir, apretando el botón en el momento justo—, o defendiéndote. Añadir que lo de apretar el botón es muy variado: a veces debes dejarlo presionado, otras seguir el ritmo de la animación del ataque, que es muy cambiante, lo que hace que el limitado roster de poderes de Sea of Stars sea, en realidad, un complejo sistema de estrategias.
Por otro lado, y no menos importante, los ataques básicos también son vitales en la estrategia de combate: permiten recuperar puntos de magia y liberan unos fragmentos de energía, hasta un máximo de tres, que es posible utilizar para potenciar los ataques.
Adicionalmente si un héroe tiene magia de forma innata y absorbe un fragmento, su ataque básico también hará daño del elemento mágico que tenga asociado.
Y aunque el máximo de personajes en un combate sea de tres, es posible en cualquier turno intercambiarlos, por lo que esto profundiza todavía más la estrategia a emplear y no deja a ningún héroe relegado.
Los turnos fueron pensados además de una forma muy original: los enemigos cuentan con un número sobre sus cabezas que indica cuándo atacarán, y como añadido aparecen símbolos mientras se disponen a lanzar sus poderes más demoledores, por lo que sabrás qué tipo de ataque puedes emplear contra ellos para interrumpirlos.
En cuanto a la dificultad, está muy bien equilibrada: no es un juego estilo souls, ni tampoco un match 3. Morderás el polvo de vez en cuando, pero no tanto como para que se te hinchen las venas de la frustración.
Pantallas, pantallas, pantallas
Como todo JRPG avanzar por el mundo de Sea of Stars es cambiar constantemente de pantalla. Destacar que los tiempos de carga son mínimos y los mundos bastante extensos. El juego tiene un amplio sistema de mazmorras, con puzles que debemos resolver, aunque casi ninguno destaca por su complejidad.
La reiteración en Sea of Stars de la fórmula “abre o encuentra tres interruptores para que accedas a la puerta cerrada y puedas avanzar” es notable, aunque también se puede decir que no molesta sobremanera.
El juego emplea los tradicionales puntos de guardado, que no son muchos y en pleno 2023 resultan algo innecesarios. Es esta quizá la manera que encontraron los “devs” de agregar un poco más de complejidad al juego, pero existen otras fórmulas que podrían haber empleado.
En cuanto al sistema de menús, no son tantos y están muy bien distribuidos. Tanto en combate como fuera de este, rápidamente memorizarás los más importantes para un acceso que no se siente, en ninguna forma, como algunos JRPG de antaño —sí, Final Fantasy 8, te hablo a ti—.
Re-jugabilidad
Acá seré bien breve: puedes transitar el juego de un tirón sin necesidad de explorar a fondo todo el universo de Sea of Stars, todo ello en unas 25 horas como promedio. Pero si decides tirar a fondo necesitarás una segunda pasada que agrega otras 10 o 15 horas, porque hay lugares a los que volver que, de no fijarte bien, podrías olvidar. Acá la causa principal es, además, la ausencia de un mapa zonal que obliga a usar la memoria, aunque de ello aprendimos hace unas décadas.
Veredicto de Sea of Stars: 9
En los años 90 todos teníamos “mucho más tiempo”. El decursar de las horas en la era sin notificaciones y pantallas que reclaman constantemente nuestra atención se sentía, sencillamente, más lento. Acaso por eso los de esa generación podíamos dedicar muchas horas frente a las pantallas de nuestros televisores inmersos en un JRPG.
Los creadores de Sea of Stars conocen que en pleno 2023 unos diálogos de más pueden significar el cambio de la mirada hacia la pantalla del celular y, con ello, la salida del juego, porque algo más atrapó los ojos de sus jugadores. Quizá por eso la historia sea tan simple, los menús sean los justos, los poderes no sobrepasen la media docena por personaje y los niveles se suban en grupo para que las decisiones y la optimización del equipo sean importantes, mas no críticas para avanzar.
Y todo eso lo logran con una maestría tremenda, amparados en la soberbia calidad gráfica, los detalles que podrás ir apreciando en las pantallas de título y de carga (ya luego me contarás si te das cuenta), la cadencia de la música, lo certero de los efectos sonoros y un diseño de jugabilidad muy a la altura de estos tiempos: ágil y entretenido.
Sea of Stars es, reitero, el huracán de frescura que necesitaba el género para que las nuevas generaciones conozcan y quizá se interesen por sus predecesores. También abre una hendija para otros que amen los JRPG y quieran ofrecer más aventuras de este tipo. Los Niños del Solsticio dejan en nuestra memoria, más que un eclipse, un haz de luz tremendo.