El viernes, OpenAI despidió a Sam Altman, su director ejecutivo, en un movimiento sorpresa que llevó a la renuncia del presidente Greg Brockman y tres científicos de alto nivel. La medida también tomó por sorpresa al inversionista clave y propietario minoritario Microsoft, lo que supuestamente enfureció a Satya Nadella, director ejecutivo de la compañía con sede en Redmond.
A medida que avanzaba la noche del viernes, surgieron informes de que la destitución probablemente fue orquestada por el científico jefe Ilya Sutskever por preocupaciones sobre la seguridad y la velocidad del despliegue tecnológico de OpenAI.
“Esta fue la junta cumpliendo con su deber con la misión de la organización sin fines de lucro, que es asegurarse de que OpenAI construya una inteligencia artificial general que beneficie a toda la humanidad”, dijo Sutskever a los empleados en una reunión de emergencia el viernes por la tarde, según The Information.
Desde su fundación, OpenAI ha perseguido el desarrollo de la inteligencia artificial general (o AGI), que es una tecnología hipotética que sería capaz de realizar cualquier tarea intelectual que un humano pueda hacer, reemplazando potencialmente a una gran cantidad de humanos en sus trabajos.
Internamente en OpenAI, los expertos dicen que habían surgido desacuerdos sobre la velocidad a la que Altman estaba impulsando la comercialización y el crecimiento de la empresa, y Sutskever argumentó que había que ralentizar las cosas. Las fuentes le dijeron a la reportera Kara Swisher que el evento Dev Day de OpenAI, realizado el 6 de noviembre último, con Altman al frente y al centro en un discurso de apertura que impulsaba productos similares a los de consumo, fue un “momento de inflexión de Altman empujando demasiado lejos, demasiado rápido”.
En un comunicado conjunto emitido el viernes por la noche, Altman y Brockman dijeron que estaban “conmocionados y entristecidos” por las acciones de la junta. Y no fueron los únicos sorprendidos por la noticia, ya que los expertos en tecnología acudieron a las redes sociales el viernes para compartir sus reacciones.
El inversionista ángel Ron Conway escribió: “Lo que sucedió hoy en OpenAI es un golpe de una junta directiva que no hemos visto desde 1985, cuando la entonces junta directiva de Apple expulsó a Steve Jobs. Es impactante; es irresponsable; y no hace lo correcto ni a Sam y Greg ni a todos los constructores de OpenAI”.
OpenAI tiene una estructura inusual en la que su brazo con fines de lucro es propiedad y está controlado por una organización benéfica pública sin fines de lucro. Antes de ayer, esa organización sin fines de lucro estaba controlada por una junta directiva que incluía a Altman, Brockman, Ilya Sutskever y otros tres que no eran empleados de OpenAI: Adam D’Angelo, el CEO de Quora; Tasha McCauley, científica adjunta de alta gerencia en la corporación RAND; y Helen Toner, directora de estrategia y becas de investigación fundacional en el Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de Georgetown. Ahora, solo quedan Sutskever, D’Angelo, McCauley y Toner.
Movimientos sorpresivos y agitación
Según la declaración conjunta de Brockman y Altman, el despido de este último fue una completa sorpresa para la pareja, y establecieron una línea de tiempo aproximada de lo que sucedió. El jueves por la noche, se le pidió a Altman que asistiera a una reunión remota de la junta el viernes al mediodía. Al día siguiente, Brockman, que era presidente de la junta directiva de OpenAI, no fue invitado a esta reunión de la junta, donde Altman fue despedido.
Alrededor de 30 minutos después, Brockman fue informado por Sutskever de que estaba siendo destituido de su puesto en la junta, pero que podía permanecer en la empresa, y que Altman había sido despedido (Brockman se negó y renunció a su cargo más tarde el viernes). Según Brockman, el equipo directivo de OpenAI no se enteró de estos movimientos hasta poco después de los hechos, pero la ex Chief Technology Officer (ahora directora ejecutiva interina) Mira Murati había sido informada el jueves por la noche.
Quedan preguntas clave sobre las acusaciones hechas contra Altman en la publicación del blog de OpenAI que anunció su salida, donde la junta dijo que Altman “no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta, lo que dificultó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”.
Eso aún no ha sido aclarado por la compañía, pero los expertos dicen que el movimiento fue principalmente un juego de poder que resultó de un cisma cultural entre Altman y Sutskever sobre el estilo de gestión del primero y el impulso de publicidad de alto perfil. El 29 de septiembre, Sutskever tuiteó: “El ego es el enemigo del crecimiento”.
El cisma está causando más agitación en el interior. Tres investigadores de IA leales a Altman también abandonaron la compañía el viernes, renunciando en reacción a la noticia: Jakub Pachocki, líder de GPT-4 y director de investigación de OpenAI; Aleksander Madry, jefe de un equipo que evalúa el riesgo de la IA, y Szymon Sidor, investigador de líneas de base de código abierto.
Correr el “velo de la ignorancia”
Ya han comenzado a circular rumores sobre posibles avances internos en OpenAI que pueden haber intensificado la brecha lenta/rápida dentro de la empresa, debido al papel de Sutskever como colíder de un equipo de “Superalineación” que tiene la tarea de descubrir cómo controlar una hipotética IA superinteligente.
En la Cumbre de Directores Ejecutivos de APEC el jueves, Altman dijo: “Cuatro veces en la historia de OpenAI, la vez más reciente fue en las últimas dos semanas, he llegado a estar en la sala cuando empujamos el velo de la ignorancia hacia atrás y la frontera del descubrimiento hacia adelante. Y llegar a hacer eso es como el honor profesional de toda una vida”.
Información de Ars Technica
