La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que tiene múltiples aplicaciones, tanto positivas como negativas. Por un lado, puede servir para proteger nuestros datos personales y bancarios, detectando amenazas y alertándonos de posibles infecciones en enlaces, archivos o descargas. Por otro, también puede ser una herramienta para los ciberdelincuentes, que pueden usarla para crear contenidos falsos y engañosos, como los deepfake.
Los deepfake son archivos de video, imagen o voz que se manipulan con IA para hacerlos parecer reales. En las últimas semanas, se han difundido varios deepfake de personas famosas, como Taylor Swift, a la que se le crearon imágenes falsas de ella desnuda. Sin embargo, este no ha sido el caso más grave de uso malicioso de esta tecnología.
Según informan diversos medios, una empresa multinacional con sede en Reino Unido ha sido víctima de una estafa de 26 millones de dólares por parte de unos criminales que usaron un deepfake de la junta directiva de la compañía.
Los delincuentes consiguieron imágenes, videos y audios de los directivos en YouTube y otras redes sociales, y los usaron para crear una videoconferencia falsa con los empleados del departamento financiero de la sede en Hong Kong.
En la llamada, los estafadores, haciéndose pasar por los directivos, solicitaron a los empleados que realizaran una serie de transferencias a cinco cuentas bancarias ubicadas en Hong Kong. A pesar de que la petición era sospechosa, los empleados obedecieron, creyendo que se trataba de sus superiores.
No fue hasta días después, cuando se comunicaron con la sede de Reino Unido, que se dieron cuenta del fraude y lo denunciaron a la policía.
