Desde su lanzamiento, Windows 11 ha logrado captar la atención del mundo tecnológico, pero su adopción no ha seguido el ritmo esperado por Microsoft. A medida que se acerca la fecha límite del soporte oficial de Windows 10 en octubre de 2025, el gigante tecnológico enfrenta un desafío que evoca recuerdos de un problema similar con Windows XP. En aquel entonces, muchos usuarios se resistieron a abandonar un sistema operativo confiable, dejando a Microsoft con una base de usuarios considerable en versiones obsoletas y potencialmente inseguras.
La historia parece repetirse con Windows 11. Aunque el sistema ha visto un incremento constante en su cuota de mercado, este crecimiento ha sido lento y decepcionante para las expectativas de la empresa. A pesar de ofrecer una migración gratuita desde Windows 10, la mayoría de los usuarios continúa aferrada a la versión anterior.
Las razones de esta reticencia son variadas, pero entre las más destacadas se encuentran los requisitos mínimos de hardware, que han excluido a un número significativo de equipos de la actualización, y la caótica gestión de estos requisitos por parte de Microsoft. Además, los usuarios han reportado problemas recurrentes con las actualizaciones, retrasos en la entrega de características prometidas y un rendimiento general inferior al esperado. Aunque Windows 11 presenta mejoras visuales y en la interfaz de usuario, para muchos, se percibe más como un “Windows 10.5” que como una verdadera evolución.
Una cuota que avanza con lentitud
A pesar de estos desafíos, Windows 11 ha logrado superar el 30% de cuota de mercado por primera vez el mes pasado, según datos de StatCounter. Este avance, aunque modesto, sugiere que la adopción del sistema sigue en curso, en gran parte debido a que las licencias de Windows 10 y los nuevos equipos con este sistema ya no se comercializan oficialmente.
Sin embargo, el ritmo de adopción no es suficiente para asegurar que Windows 11 supere a su predecesor antes de que este último llegue al final de su ciclo de vida. De hecho, se estima que alrededor de 400 millones de ordenadores personales podrían quedar sin soporte dentro de un año, un escenario que plantea serias preocupaciones para la seguridad y funcionalidad de estos dispositivos.
Los datos recientes muestran que Windows 11 aumentó su cuota de mercado en un 0,80% durante el último mes, alcanzando casi el 32%. Sin embargo, este crecimiento parece provenir principalmente de usuarios que ya estaban en Windows 10, cuya cuota disminuyó en una proporción similar (0,85%). Las versiones más antiguas del sistema operativo, como Windows 7, Windows 8.1 y Windows XP, apenas han visto cambios en su participación, manteniéndose en torno al 4% del total del mercado. Esto es notable, dado que la base instalada de Windows se estima en unos 1.500 millones de PCs en todo el mundo.
En el mundo de los videojuegos, la situación de Windows 11 es algo diferente. En la plataforma Steam, la principal tienda de juegos a nivel mundial, la cuota ha superado el 50%, un dato que contrasta notablemente con las cifras globales. Sin embargo, este fenómeno no es necesariamente representativo del mercado general, dado que los jugadores tienden a estar más dispuestos a adoptar nuevas tecnologías para aprovechar al máximo el rendimiento de sus sistemas.
A medida que se acerca el final del soporte para Windows 10, la gran incógnita sigue siendo cuánta cuota de mercado logrará mantener esta versión, y cuántos PC quedarán expuestos al riesgo de no recibir actualizaciones de seguridad. Microsoft, mientras tanto, continúa enfrentando el desafío de convencer a su vasta base de usuarios de que Windows 11 es la mejor opción para el futuro.