En un escenario donde la privacidad en línea se vuelve cada vez más crucial, surgen dudas en torno a la política de privacidad de ChatGPT. Países como Italia y España toman medidas drásticas para abordar la preocupación sobre la recopilación de datos personales y su utilización por parte de esta plataforma, desencadenando bloqueos de acceso e investigaciones.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) se une a la lista de reguladores preocupados, cuestionando la justificación de OpenAI en la recopilación de datos y la falta de control sobre el acceso de menores de 13 años al servicio.
Para arrojar luz sobre la situación, si se analiza detenidamente la política de privacidad de OpenAI, se puede observar que, además de la información personal al crear una cuenta, ChatGPT recopila exhaustivamente datos de uso, incluyendo mensajes y acciones de los usuarios. Esta práctica genera preocupación sobre la privacidad y el uso potencial de los datos recopilados.
La política de privacidad, aunque se ha ajustado para cumplir con las regulaciones europeas, presenta discrepancias entre la versión de la Unión Europea y la del resto del mundo. Esto plantea interrogantes sobre la transparencia y coherencia de las prácticas de privacidad de la plataforma.
De manera alarmante, la política no proporciona claridad sobre la venta de datos a terceros con fines comerciales, dejando este aspecto sujeto a acuerdos individuales con empresas externas.
Además, se destaca la recolección de datos a través de cookies de proveedores externos, lo que plantea preocupaciones sobre la extensión del monitoreo de la actividad del usuario incluso después de utilizar ChatGPT.
El descubrimiento de la amplia recopilación de datos por parte de ChatGPT despierta interrogantes sobre la privacidad en línea y la transparencia en las políticas de las plataformas digitales.