Taiwán se ha visto sacudido en las últimas horas por una serie de terremotos, el mayor de ellos de una magnitud de 7,4, cobrando la vida de al menos nueve personas y dejando cerca de 900 heridos. Las autoridades están evaluando los daños causados por el sismo, el más potente en los últimos 25 años, en la infraestructura pública.
Sin embargo, la atención se centra en el posible impacto económico e industrial, especialmente en el sector tecnológico a nivel mundial.
Taiwán, reconocido como uno de los principales productores de componentes tecnológicos, enfrenta incertidumbre sobre el futuro de sus fábricas de chips, clave en la industria. Aunque las primeras informaciones sean optimistas, los efectos del terremoto ya se están haciendo notar.
TSMC, uno de los gigantes de la fabricación de chips a nivel global, se encuentra entre los más afectados. La evacuación completa de las áreas impactadas provocó una paralización de las operaciones durante unas seis horas. Afortunadamente, no se reportaron víctimas mortales ni heridos entre su personal gracias a los protocolos de evacuación activados.
Aunque las inspecciones iniciales no revelaron daños significativos en las fábricas de TSMC, se está llevando a cabo una evaluación exhaustiva para determinar el verdadero alcance del evento sísmico. Otros fabricantes como UMC, PSMC e Innolux han tenido que cerrar temporalmente algunas de sus instalaciones como medida preventiva.
El epicentro del terremoto se localizó en el este de la isla, mientras que la mayoría de las fábricas de chips se encuentran en la costa oeste, en el parque científico e industrial de Hsinchu, lo que permitió que la producción en ciertas zonas no se viera afectada.
Aunque una interrupción de seis horas pueda parecer insignificante, podría tener repercusiones en los lanzamientos futuros en el sector tecnológico, ya afectado por una escasez de chips debido a la alta demanda.
Las empresas tecnológicas, incluyendo a Apple, Nvidia y Qualcomm, dependen en gran medida del ritmo constante de producción de TSMC para cumplir con sus plazos de entrega. Cualquier interrupción prolongada, junto con las posibles reparaciones y cambios en la maquinaria, podría generar un efecto dominó con retrasos y aumentos de precios en el futuro cercano.
