Intel enfrenta una crisis sin precedentes. Los últimos datos financieros del segundo trimestre de 2025 revelan pérdidas que superan los 2 900 millones de dólares, un aumento del 80% respecto al año anterior. Aunque los ingresos se mantuvieron estables, con 12 900 millones de dólares, la situación financiera de la compañía se deteriora rápidamente.
La empresa confirmó la cancelación de proyectos clave en Europa. Abandonará los planes de construir una megafactoría en Magdeburgo, Alemania, y cerrará una planta de ensamblaje en Polonia. También reducirá sus operaciones en Costa Rica, aunque mantendrá parte de su personal para otras funciones. Estos movimientos forman parte de una reestructuración global que incluye el despido de 24 000 trabajadores, dejando la plantilla total en 75 000 empleados, frente a los 108 900 que tenía a finales de 2024.
El nuevo CEO de Intel, Lip-Bu Tan, advirtió que la compañía debe mejorar su situación financiera pronto o enfrentará consecuencias graves. Una de las prioridades es asegurar un cliente externo para su tecnología 14A, esencial para financiar sus fundiciones. Si no lo logra, Intel podría detener el desarrollo de sus próximos nodos de fabricación, lo que tendría un impacto devastador en su futuro.
Mientras intenta competir con Samsung y TSMC en la fabricación de semiconductores para terceros, Intel busca recuperar terreno en el mercado de servidores. La compañía reintroducirá el Hyper-Threading (SMT) en sus procesadores para centros de datos, con el objetivo de mejorar su eficiencia y versatilidad. Esta tecnología llegará con la nueva generación Coral Rapids, que reemplazará a Diamond Rapids. Intel espera así frenar su caída en el segmento de servidores, donde su cuota de mercado ha bajado al 55%.
Aún no se ha confirmado si los procesadores de consumo también incluirán Hyper-Threading, pero la medida refleja una estrategia clara: priorizar el alto rendimiento para recuperar competitividad en un mercado cada vez más disputado.