Existe un dilema bastante habitual entre los amantes de la ciencia ficción. ¿Deben las películas ser fieles a la ciencia o únicamente deberían centrarse en entretener? La realidad es que la historia del cine está repleta de cintas que se centraron en lo segundo, cometiendo, consciente o inconscientemente, errores tan llamativos como las grandes explosiones en el vacío o los ruidos ensordecedores en el espacio. La mismísima saga de Star Wars es un buen ejemplo. Le da varias patadas a las leyes de la física, pero el público lo perdona porque sus películas, por sí mismas, se han convertido en leyendas. Ahora bien, ¿significa eso que todos los directores y guionistas deberían seguir esa misma senda? Para intentar resolver esta duda, hemos tenido la oportunidad y el gran honor de hablar sobre el tema con Kip Thorne, premio Nobel de física y asesor de Christopher Nolan.
Quizás su trabajo más importante como asesor fuese su participación en Interstellar, pues toda la ciencia que aparece en la película fue revisada y en muchos casos propuesta por él. No obstante, también asesoró a Carl Sagan cuando escribió Contact y a Christopher Nolan con otras películas, como Oppenheimer. Por lo tanto, no hay nadie mejor que él para sacarnos de esa gran duda sobre las prioridades que deberían tener el cine y la literatura de ciencia ficción.
Kip Thorne ha estado recientemente en varias ciudades de España, pero ha sido en Almería donde nos ha concendido esta entrevista. Ha acudido a su Universidad para realizar, entre otras actividades, una charla coloquio sobre Interstellar. Fue, sin duda, un momento perfecto para conocer los entresijos de la ciencia que se esconde detrás del cine. Esto es lo que nos ha contado.
¿Ciencia o diversión? Las claves del cine según Kip Thorne

Al preguntarle si la prioridad del cine debe ser divertir o mantener el rigor científico, Kip Thorne empieza respondiendo con un interesante ejemplo. “No creo en la magia, pero disfruto mucho de las películas de fantasía”.
No obstante, va más allá contando cómo comenzaron sus colaboraciones en el cine y cuáles fueron sus prioridades personales.
“Las reglas que propuse a mis colaboradores, inicialmente Steven Spielberg, consistían en que nada en la película violaría leyes de la física bien establecidas”, comienza. “Además, todas las especulaciones descabelladas provendrían de la ciencia”. Cuenta con una sonrisa que esto fue bautizado por su colega de Hollywood, la productora Lynda Obst, como “science faction”. Sería un juego de palabras entre fiction y fact, que significa hecho en inglés. Ficción basada en hechos científicos.
Si menciona a Spielberg es porque inicialmente iba a ser el director de Interstellar. Sin embargo, tras cambios en la productora, este decidió abandonar el proyecto y optar por la dirección de otra película: Lincoln. Así, Interstellar se quedó sin director hasta que Christopher Nolan, hermano de uno de los guionistas, aceptó dirigirla. Este aceptó las propuestas que Kip Thorne había hecho a Spielberg, aunque con una pequeña condición. “Nolan dijo que quería seguir con eso siempre que no interfiriera en la realización de una gran película”.
Dicho esto, podemos entender que, para Kip Thorne, es indispensable que una película de ciencia ficción sea rigurosa. Sin embargo, esa ha sido su posición como asesor. Como espectador, disfruta mucho de cualquier película de ciencia que le haga pasarlo bien. “He disfrutado mucho de muchas otras películas de ciencia ficción, aunque no se ciñan a la ciencia”.
¿Nos ayudan las películas de ciencia ficción a entender el mundo?
Kip Thorne defiende que el cine es una gran forma de divulgar la ciencia, ya que es accesible para todo el mundo. Por eso, aunque disfruta de películas que no son tan rigurosas, él se ha volcado en dar todo el rigor posible a aquellas en las que ha participado. Y es que, en realidad, el poder del cine supera todo tipo de límites. Le preguntamos si cree que puede ayudarnos a entender el mundo en el que vivimos, tanto ahora como en el futuro, y, si bien considera que no hay una respuesta tajante, sí que cree que puede darnos algunas lecciones interesantes.
Cita como ejemplo otro gran título de Christopher Nolan: Oppenheimer. “No es ciencia ficción, sino un docudrama con el que se centró en contar una historia realista”, comienza. “Creo que nos ayudó mucho a comprender el mundo en el que vivimos”.
Y es que, si bien en Oppenheimer se habla de una historia con más de 80 años, lo cierto es que podría aplicarse a la realidad que vivimos hoy en día. Ahora bien, ¿qué pasa con las películas de ciencia ficción? “Las películas de ciencia ficción no ayudan tanto a comprender el mundo, pero es interesante que a veces predigan el futuro de alguna manera”. Como ejemplo, Kip Thorne menciona 2001: Odisea en el espacio, que también se hizo en colaboración con un físico, Arthur C. Clarke.
“Se hizo muy realista, de modo que, aunque se estrenase antes de que se hicieran viajes largos al espacio, representó cómo serían con mucha precisión”. Esto, según añade el premio Nobel, es interesante porque “se puede extrapolar a la tecnología actual y del futuro”.
Una recomendación de Kip Thorne
No podíamos hablar sobre cine con Kip Thorne sin pedirle una recomendación. Una película con la que disfrutase y, además, sintiese que se había tratado bien la ciencia. Ante esta pregunta, menciona de nuevo 2001: Odisea en el espacio, pero también The Martian. “Un muy buen ejemplo de película que se ciñe a la ciencia”.
La ciencia en un trozo de papel
Uno de los conceptos más interesantes a la par que complejos que se mencionan en Interstellar es el de los agujeros de gusano. Kip Thorne es uno de los mayores expertos del mundo en este tema.
Es un concepto que se teorizó por primera vez mucho antes de que él naciera, en 1916. Por aquel entonces aún no tenía ese nombre y se derivaba de las ecuaciones de la relatividad de Einstein. Se define como un túnel hipotético que conectaría dos puntos muy distantes del universo. Funcionaría como una especie de atajo. En la década de 1980, Kip Thorne inició una serie de discusiones sobre este tema con otros físicos del Instituto de Tecnología de California. Se preguntaban si un objeto hipotético, como una nave espacial, podría viajar físicamente a través de un agujero de gusano.
No se trataba de saber si se puede hacer hoy en día con los recursos y conocimientos disponibles. En ese caso, la respuesta es que no. Lo que se preguntaban es si, en caso de que existiesen y se lograse dar con uno, las leyes de la física lo permitirían. Es más, sus dudas iban más allá. ¿Podría una civilización hipotética, con unos recursos hipotéticos, construir uno de forma artificial?
Los estudios sobre este tema mostraron que, en caso de existir, la entrada de un agujero de gusano se cerraría inmediatamente cuando un objeto intentase atravesarlo. El túnel se quedaría sellado y sería imposible salir por el otro lado. Por lo tanto, se necesitaría un tipo de materia “exótica” que atrancaría la puerta de ese túnel para permitir el paso.
Todo esto podría relacionarse con los viajes en el tiempo. Lo vemos en Interstellar, cuya trama gira en buena parte en torno a este tema. Pero esta no es una película hecha para físicos. Es necesario que se entiendan los conceptos más complejos, por lo que hay ejemplos muy divulgativos. Por eso, cuando preguntamos a Kip Thorne qué es un agujero de gusano, recurre directamente a lo que se señala en una escena de la película.
“Romilly explica qué es un agujero de gusano tomando una hoja de papel, introduciendo un lápiz en ella y diciendo que quieres ir de aquí para allá, pero que a través del lápiz sería una ruta más corta”. Thorne nos lo cuenta escenificándolo él mismo con un folio. “Es bastante posible que nuestro universo, que tiene tres dimensiones espaciales y una temporal, exista dentro de un universo de dimensiones superiores”, añade. “Por lo tanto, podría curvarse de la misma manera que esa hoja de papel”.
Cuenta Kip Thorne que la forma definitiva de explicarlo es a través de las matemáticas, pero que una hoja de papel en una escena de una película puede ayudarnos a entenderlo.
Más sobre Kip Thorne
Kip Thorne es mucho más que un genio asesor de genios. Nacido en 1940, en California, comenzó su carrera como físico teórico en el Instituto de Tecnología de California. También ha trabajado en las universidades de Utah, Princeton y Leiden. Amigo de grandes personalidades de la ciencia como Stephen Hawking o Carl Sagan, se le considera uno de los mayores expertos del mundo en la teoría de la relatividad de Einstein. Esto le ha llevado a hacer grandes contribuciones en el ámbito de la física gravitacional y la astrofísica. Especialmente destaca su trabajo con LIGO, el observatorio con el que en 2016 se detectaron por primera vez las ondulaciones del espacio-tiempo conocidas como ondas gravitacionales. Dicho hallazgo llevó a que Kip Thorne, junto a sus compañeros Rainer Weiss y Barry C. Barish, ganara el premio Nobel de física en 2017.
Pero Kip Thorne también es mucho más que eso. Es una persona brillante con tal amor a la ciencia que no ha dudado en dedicar parte de su carrera a ponerla a disposición de quien quiera conocerla. Ese, sin duda, es uno de los muchos factores que lo convierten en uno de los científicos más grandes de todos los tiempos.