🖱 La verdad detrás del Solitario

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Han pasado 33 años desde que se lanzó el Solitario, y el juego ha tenido tanto impacto cultural, que ahora, con el solitario online tiene hasta nietos. Numerosas variantes del original para explorar, hoy multiplataforma, para ordenador, tablet y android. Con muchas más opciones de juego, y mucha mayor capacidad para matar el aburrimiento. Y naturalmente, con el clásico entre los clásicos, el Klondike.

Han pasado 33 años desde la mayor mentira informática hecha por un departamento de marketing. Era 1990 cuando Microsoft lanzó Windows 3.0, y dijo que había metido en aquel sistema operativo el juego del Solitario para que la gente aprendiera a manejar el ratón. La alternativa era explicar a las empresas que su sistema operativo contenía la mayor aplicación de pérdida de tiempo que todo empleado aburrido adoraría. Si caían en la cuenta, seguramente sus directivos no adoptarían el PC, o lo harían con un sistema operativo distinto al de Microsoft. Había que jugársela, porque Bill Gates estaba convencido de que el mercado doméstico, el ordenador en casa, también iba a ser importante. Y la gente adoraría jugar al Solitario en sus casas sin pagar por un juego, porque formaba parte del sistema operativo. Así que quitarlo no era una opción.

Entonces ocurrió lo impensable. Una crisis económica dejó a millones de empleados en todo el mundo con muy poco que hacer durante su jornada laboral.

Y sí, jugaron al Solitario de Windows.

Había estallado una burbuja inmobiliaria en Japón, que amenazaba contagiar su efecto a las bolsas de todo el mundo. Cuando estalló la guerra del Golfo, motivada porque Irak había invadido Kuwait, los precios del petróleo y la inflación se dispararon. Y entonces se desató la crisis. Hubo desde luego despidos masivos, pero el personal que entonces usaba PCs, de perfil técnico, fue mantenido. Las empresas sabían que era una situación temporal, y que era más adecuado mantenerlos allí. Sin nada que hacer en la oficina, dicen que solo el Solitario los salvó de morirse de aburrimiento.

Y gracias al botón del pánico, sabemos que el departamento de marketing de Microsoft mintió al decir que el juego era para aprender a usar el ratón. Con un clic de ratón el Solitario hacía aparecer una imagen que ocupaba toda la pantalla. Con cifras, unos gráficos de barras, lo que parecía el sesudo excel de alguien trabajando duro. En realidad, una especie de salvapantallas que podías desactivar en cualquier momento regresando al juego donde lo dejaste.

El uso del Solitario durante aquella recesión no es ni una exageración ni una leyenda urbana. Solo la pequeña broma que fue difundiendo el creador del Solitario, Wes Cherry. Un becario de Microsoft a cuya propuesta Bill Gates solo puso una pega: era demasiado difícil ganar. Si lo lograbas, las cartas se barajaban en pantalla en una especie de movimiento caótico que hoy puede resultar mareante. Pero que en aquellos noventa era, como cualquier cosa informática, una maravilla contemplar.

Solitario y Klondike son sinónimos

Cherry, el programador de Microsoft, solo trasladó a la informática el juego de cartas clásico para jugar una sola persona. Concretamente, el Klondike. Su origen es incierto, aunque como se juega con baraja de póker y tiene el nombre del río del mismo nombre asociado a la fiebre del oro del XIX, dicen que lo inventaron los buscadores de oro. Quienes, como sabrá cualquiera que haya leído a Jack London, pasaban mucho tiempo aburriéndose y mucho más no encontrando oro.

El objetivo del Solitario es sacar de forma ordenada todos los palos de la baraja, del as al rey. Partiendo de siete columnas de cartas, que solo dejan la superior descubierta. Y sacando del mazo de tres en tres cartas. Como dijo Bill Gates, dificilillo.

Windows 95: ahora con FreeCell, el Solitario fácil

Al menos esa es la definición del juego en que todos coinciden. No es exactamente que sea más fácil, sino que la mayoría de sus situaciones de partida sí se pueden resolver, a diferencia del Klondike. Ello lo facilita el mayor movimiento de cartas entre columnas, o el traslado, también permitido, de columnas completas.

Microsoft podía haber incluido el FreeCell en sus sistemas operativos mucho antes de 1995, pero antes quería ganar dinero con esta versión del solitario. Así que lo vendió desde años antes como parte de un pack de juegos de ordenador para Windows. De nuevo una patada a la productividad que se anunciaba como «no más pausas aburridas de café en la oficina». Buscaminas, Tetris, una versión del Mahjong, variantes de juegos de cartas, y como extra, un salvapantallas. En el año 94 sacó el recopilatorio «The best of Microsoft Entertainment Pack» y ya, con el producto totalmente quemado en el mercado, lo metió de regalo en el sistema operativo.

Nuevo Windows 98: el Solitario incluye la variante Spider

Versión tras versión de su sistema operativo Windows, el Solitario seguía allí. De hecho en una fecha tan tardía como 2006 se hizo famoso en la prensa el caso de un funcionario de Nueva York, a quien el alcalde en persona, Michael Bloomberg, había despedido por pillarle jugando al solitario. No hubiera pasado de anécdota de no ser porque Bloomberg, fundador de la compañía de información financiera del mismo nombre, usó aquel despido para anunciar a bombo y platillo que haría trabajar a todos los empleados del ayuntamiento, empezando por él.

Mucho antes, en el 98, Microsoft incluyó el Spider como una variante jugable más de su Solitario. Una opción realmente pobre para un tipo de solitario que posiblemente tiene más variantes que ningún otro. Se juega con dos mazos en vez de uno, y hay diez columnas. Si se juega con un mazo es el Spiderette. El 2 Suit, con dos palos. El Spiderwort, con dos barajas. Y otras cinco variantes para explorar y practicar.

Por por encima de sus variantes e historia informática, la mayor leyenda urbana en torno al Solitario sigue siendo que la gente lo juega porque se aburre. Cuando en realidad es una agradable manera de concentrar la mente en una sola tarea dejando descansar del bullicio al cerebro. Perder el tiempo, sí, ese agradable pecado que gusta más practicar ahora, en verano. Sobre todo ahora que en la oficina no se necesita botón del pánico, solo darle la vuelta al teléfono.

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