Quienes crecieron en la era dorada de los videojuegos recuerdan con nostalgia la pistola de luz de Nintendo. Muchos jugadores creyeron que aquel dispositivo disparaba rayos invisibles que la televisión detectaba mágicamente. La idea de apuntar y acertar parecía lógica, pero la realidad técnica contradice esa percepción. El mecanismo detrás de la Zapper funcionaba de forma inversa: no emitía luz, sino que la recibía.
Las pistolas de luz tienen una historia que se remonta a los años 30 del siglo XX, cuando aparecieron en arcades mecánicos. Con el paso del tiempo, evolucionaron hacia los videojuegos electrónicos en las décadas de 1970 y 1980. Nintendo exploró esta tecnología desde temprano, en 1984, con su Video Shooting Series para Famicom. En esa etapa, el diseño de la pistola imitaba un revólver del viejo oeste, en sintonía con la ambientación del juego.
El modelo más emblemático de esta tecnología fue la Zapper de Nintendo para NES. Su popularidad creció gracias al juego Duck Hunt, que se convirtió en un clásico del género. Aunque la Zapper ya existía en Japón desde 1984, en 1985 debutó en Estados Unidos con un diseño futurista que la convirtió en un ícono cultural. En 1988, Nintendo modificó su apariencia con colores brillantes para distanciarla de las armas reales y cumplir con regulaciones legales. En total, se desarrollaron 17 juegos oficiales compatibles con la Zapper.
El funcionamiento de la Zapper se basaba en una lógica ingeniosa. Al presionar el gatillo, la pantalla se oscurecía durante un solo frame. En el siguiente, los objetos que debían recibir el disparo se mostraban como bloques blancos, mientras el resto de la imagen permanecía negra. El ojo humano no lograba percibir esta rápida secuencia. Dentro de la pistola, un sensor de luz detectaba si el área apuntada se iluminaba en blanco. El juego identificaba el objetivo acertado según el momento en que aparecía ese bloque blanco, ya que cada uno se mostraba en un frame distinto. Si el sensor captaba la luz en el tiempo previsto, el sistema registraba el disparo como exitoso.
Este método solo funcionaba en pantallas CRT. La tecnología dependía de la velocidad de refresco del tubo catódico, una característica que las pantallas modernas como LCD o plasma no replican. El retardo y el tipo de refresco en estas nuevas tecnologías impiden que el sensor de la Zapper funcione correctamente, lo que también explica por qué los juegos antiguos se ven diferentes en televisores actuales.
Con el tiempo, las recreativas introdujeron pistolas más avanzadas. Un ejemplo destacado fue la de Operation Wolf, que utilizaba un mando fijo en el mueble de la máquina para determinar la dirección del disparo. Este sistema también apelaba a la percepción del jugador, generando una experiencia inmersiva. Posteriormente, surgieron tecnologías más precisas que emplean sensores infrarrojos o cámaras para detectar la posición del jugador. Aunque estos avances mejoraron la precisión, la Zapper conserva un encanto especial por su simplicidad y creatividad.