Estados Unidos parece haber cambiado de rumbo en su relación con los gigantes tecnológicos. Durante años, las autoridades norteamericanas miraron hacia otro lado mientras empresas como Meta, Google, Apple y Amazon consolidaban su dominio en el mercado, incluso cuando Europa ya aplicaba medidas para limitar su poder. Pero ahora, la justicia estadounidense ha decidido actuar, y Meta se encuentra en el centro de la batalla.
La Federal Trade Commission (FTC, por sus siglas en inglés) ha iniciado un juicio contra la compañía fundada por Mark Zuckerberg, acusándola de mantener un monopolio en el sector de las redes sociales personales. Durante los próximos dos meses, los tribunales evaluarán si las adquisiciones de Instagram y WhatsApp fueron estrategias deliberadas para eliminar competencia y fortalecer su posición dominante.
Zuckerberg, presente en la corte como testigo, defendió las compras argumentando que su empresa invirtió grandes sumas para potenciar estas plataformas. Sin embargo, los abogados de la FTC presentaron correos internos que sugieren una mentalidad de “comprar en lugar de competir”. Si el gobierno logra demostrar su caso, Meta podría verse obligada a dividirse, separando Instagram y WhatsApp como empresas independientes.
Este no es un caso aislado. Google ya fue declarado monopolio por un juez federal en un juicio por prácticas anticompetitivas en búsquedas y publicidad, aunque aún no se han definido las consecuencias. Apple también enfrenta acusaciones por cerrar su ecosistema a la competencia, mientras que Amazon fue señalado como un monopolio en comercio electrónico tras una investigación del Congreso.
Lo que llama la atención es el giro en la postura de Estados Unidos, que durante mucho tiempo permitió el crecimiento sin restricciones de estas empresas. Ahora, siguiendo los pasos de la Unión Europea, las autoridades buscan limitar su influencia, no solo en el mercado, sino en la política, el entretenimiento y el flujo de información.
El juez a cargo del caso contra Meta, James Boasberg, tiene un detalle curioso: admite no haber usado nunca las aplicaciones de la empresa, aunque conoce Facebook Live por su uso en casos judiciales. Mientras tanto, el mundo observa si esta ofensiva legal marcará el inicio de una nueva era para las Big Tech, donde el poder desmedido ya no será tolerado.