👓 Meta presenta una pantalla que solo tú ves

Foto: Meta

Meta ha presentado un dispositivo que redefine la relación entre presencia física y conexión digital. Las nuevas Ray-Ban Display marcan un punto de inflexión en la evolución tecnológica. Por primera vez, una pantalla se vuelve invisible para todos excepto para quien la lleva. Esta innovación permite que una persona permanezca conectada sin mostrar señales externas de ello. La honestidad digital, entendida como la transparencia de estar en línea, ha perdido su última barrera.

Hasta ahora, cada avance tecnológico implicaba una señal visible. El uso del móvil obliga a bajar la mirada. Los auriculares se notan. Los portátiles evidencian su presencia. Incluso los AirPods, con su diseño discreto, delatan la conexión. Estas señales sociales han servido para indicar que alguien no está completamente disponible. Meta ha decidido eliminar esas señales con un dispositivo que permite la duplicidad perfecta: parecer presente mientras se está ausente.

Las Ray-Ban Meta Display, en su segunda generación, ofrecen mayor autonomía y mejor calidad de imagen. Las posibilidades que abren resultan tan fascinantes como inquietantes. El usuario puede leer mensajes de WhatsApp sin perder el contacto visual. Puede explorar Instagram durante una cena familiar sin levantar sospechas. También puede traducir conversaciones en tiempo real sin que el interlocutor note que no domina el idioma. Para quienes enfrentan dificultades auditivas, los subtítulos en tiempo real representan una herramienta transformadora. Para profesionales que requieren acceso constante a información, el salto tecnológico es significativo.

Así se ve el mundo con ellas puestas: la pantalla que muestra mensajes, mapas, etc. no es visible para nuestros interlocutores. Imagen: Meta.
Así se ve el mundo con ellas puestas: la pantalla que muestra mensajes, mapas, etc. no es visible para nuestros interlocutores. Imagen: Meta.

La experiencia visual con estas gafas resulta única. La pantalla proyecta mensajes, mapas y otros contenidos directamente al usuario, sin que los demás puedan percibirlo. Meta ha complementado esta tecnología con una pulsera neural que permite controlar las gafas mediante gestos casi imperceptibles. Un leve pellizco entre el pulgar y el índice, un movimiento sutil de muñeca, bastan para ejecutar comandos. No hace falta mostrar las manos. Esta capa adicional de sofisticación acerca la experiencia a lo que muchos considerarían “magia”, aunque también plantea interrogantes sobre los límites de la discreción digital.

Meta ha descrito este avance como parte de la realidad aumentada. Sin embargo, el concepto se aproxima más a una «presencia aumentada». Se trata de una nueva capacidad: estar completamente conectado mientras se aparenta estar completamente presente. No se puede calificar como algo positivo o negativo de forma absoluta. Es una novedad que, como otras en el pasado, exigirá una adaptación social. Así como el teléfono móvil modificó las reglas de la disponibilidad, estas gafas transformarán las normas de la atención.

La cuestión no gira en torno a la funcionalidad de la tecnología. Funcionará. Lo relevante es cómo se ajustarán los códigos sociales ante la incertidumbre de saber si alguien presta atención real o se encuentra inmerso en su universo digital privado. Meta no ha creado únicamente unas gafas. Ha diseñado una nueva forma de estar presente y ausente al mismo tiempo.

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