La alianza entre OpenAI y Microsoft enfrenta su momento más crítico. Fuertes tensiones amenazan con fracturar una relación que alguna vez fue estratégica y multimillonaria. Los indicios apuntan a un posible punto de no retorno, donde ambas empresas podrían tomar caminos separados.
Según información de The Wall Street Journal, los ejecutivos de OpenAI evalúan presentar una denuncia contra Microsoft ante reguladores estadounidenses. La acusación se centraría en posibles prácticas anticompetitivas durante su colaboración. OpenAI busca que las autoridades revisen los términos de su contrato para identificar violaciones a las leyes antimonopolio.
Este conflicto marca un giro drástico en una alianza que comenzó con grandes promesas. Microsoft fue uno de los primeros en apostar fuerte por OpenAI, con una inversión inicial de mil millones de dólares en 2019. Con el tiempo, la cifra superó los 13 mil millones, consolidando una relación estrecha en desarrollo de inteligencia artificial.
Como parte del acuerdo, Microsoft obtuvo acceso prioritario a la tecnología de OpenAI y se convirtió en su proveedor exclusivo de capacidad computacional. Sin embargo, este último punto generó fricciones en el último año, junto con la llegada de Mustafa Suleyman a liderar el área de IA de Microsoft. Pero el detonante más reciente sería la compra de Windsurf por parte de OpenAI.
A principios de mayo, Bloomberg reveló que OpenAI negociaba la adquisición de Windsurf, una startup especializada en herramientas de programación con IA, por tres mil millones de dólares. El Wall Street Journal señala que el conflicto actual gira en torno a si Microsoft tendrá acceso a esta tecnología.
El acuerdo vigente establece que Microsoft puede acceder a toda la propiedad intelectual de OpenAI, como contrapartida por su inversión. Pero OpenAI se resiste a compartir los desarrollos de Windsurf, pues Microsoft ya compite en el sector con GitHub Copilot. Esta negativa podría afectar los planes de OpenAI para integrar la tecnología de Windsurf con ChatGPT.
Otro punto de discordia es la futura reestructuración de OpenAI como corporación benéfica. Ambas empresas no logran consenso sobre la participación que Microsoft tendría en esta nueva etapa. OpenAI tiene un plazo máximo de dos años para definir el cambio; de lo contrario, podría perder financiamiento clave obtenido en 2024.
Una cláusula oculta podría cambiar el juego. Si OpenAI declara haber alcanzado la inteligencia artificial general (AGI), Microsoft perdería automáticamente los derechos sobre su tecnología. Lo peculiar es que OpenAI tendría la última palabra sobre si ha llegado o no a ese hito.
Lo que antes parecía una alianza indestructible ahora pende de un hilo. El desenlace de esta batalla podría redefinir el panorama de la inteligencia artificial en los próximos años.