🎾Polémica en Wimbledon por uso de la inteligencia artificial

Wimbledon usa la inteligencia artificial
Wimbledon usa la inteligencia artificial como jueces de línea. Foto: Getty Images

Wimbledon ha hecho historia este año al reemplazar por completo a los jueces de línea humanos con un sistema de inteligencia artificial avanzado. Se trata de una evolución del conocido «ojo de halcón», que ya se utiliza en otros torneos como el Abierto de Australia y el US Open. Sin embargo, a pesar de su precisión demostrada, varios tenistas han mostrado su descontento, especialmente tras un incidente clave en el partido entre Sonay Kartal y Anastasia Pavlyuchenkova.

Algunos de los principales jugadores del circuito han expresado sus dudas públicamente. Jack Draper y Emma Raducanu, los máximos representantes británicos, han cuestionado la fiabilidad del sistema. La tenista suiza Belinda Bencic fue aún más directa: «No confío en él. No quiero hablar demasiado del tema, pero es realmente estresante».

El momento más polémico ocurrió durante el duelo entre Kartal y Pavlyuchenkova. Con el marcador empatado a 4-4, una pelota claramente fuera no fue señalada por el sistema. La falta de la señal auditiva habitual llevó al árbitro a ordenar la repetición del punto, lo que desató la furia de Pavlyuchenkova, quien acusó a los organizadores de robarle el juego. El fallo se prolongó durante casi siete minutos, en los que el sistema no registró tres decisiones clave.

La organización de Wimbledon aclaró que el problema no fue causado por la inteligencia artificial, sino por un error humano. Un operador desconectó accidentalmente un grupo de cámaras con un clic en su computadora. Sally Bolton, directora ejecutiva del All England Club, defendió el sistema y aseguró que ha funcionado de manera óptima durante todo el torneo. Como medida preventiva, se modificó el software para evitar que las cámaras puedan apagarse manualmente durante un partido.

El nuevo sistema, llamado Live Electronic Line Calling (Live ELC), opera en tiempo real con una red de cámaras que rastrean la pelota y determinan automáticamente si está dentro o fuera. A diferencia del ojo de halcón tradicional, que solo se usaba para revisar jugadas polémicas, este método actúa como árbitro principal en todas las líneas.

Estudios demuestran que la tecnología supera en precisión a los jueces humanos. Según datos recopilados, los árbitros de línea cometen errores en el 27% de las decisiones que requieren revisión, lo que equivale a un fallo cada 17.4 juegos. Pese a esto, la resistencia al cambio persiste.

Esta desconfianza no es exclusiva del tenis. En el fútbol, el VAR genera constantes debates, y en otros deportes como el voleibol o el cricket, la tecnología también ha enfrentado críticas. Gina Neff, profesora de la Universidad de Cambridge, explica que los humanos tienden a desconfiar de las máquinas porque creen que comprenden mejor el contexto. «Las decisiones técnicas pueden ser correctas, pero no siempre parecen justas», afirma.

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