
El correo electrónico sigue siendo uno de los principales objetivos de los ciberdelincuentes. Gmail, como una de las plataformas más utilizadas, ofrece herramientas clave para reforzar la seguridad de las cuentas. Estas son las seis normas fundamentales que todo usuario debe aplicar para evitar intrusiones y proteger su información.
El primer paso consiste en crear contraseñas robustas y únicas para cada servicio. Las claves deben combinar letras mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, evitando datos personales predecibles. Reutilizar contraseñas en múltiples plataformas aumenta el riesgo, ya que un robo en un servicio puede comprometer otros. Los administradores de contraseñas son una alternativa segura, ya que generan y almacenan credenciales cifradas bajo una clave maestra.
La autenticación en dos pasos es el segundo pilar de seguridad. Este método exige un código adicional enviado al teléfono o una notificación de confirmación en un dispositivo de confianza. Aunque algunos ataques han intentado evadir esta barrera, la mayoría fracasa al no contar con el segundo factor. Google recomienda aplicaciones como Google Authenticator, más seguras que los códigos SMS, vulnerables a técnicas de duplicación de SIM.
La revisión periódica de accesos y actividad sospechosa es clave. Gmail permite consultar los dispositivos conectados y las ubicaciones de inicio de sesión. Si se detecta actividad inusual, lo más seguro es cerrar todas las sesiones, cambiar la contraseña y eliminar accesos desconocidos. La sección «Actividad de seguridad reciente» muestra cambios relevantes en la cuenta.
Evitar compartir información sensible por correo es otra norma esencial. Nunca se debe enviar contraseñas o datos confidenciales sin cifrado. El modo confidencial de Gmail añade una capa de protección, impidiendo el reenvío, copia o descarga de mensajes, y permite fijar fechas de expiración o exigir un código para leer el contenido.
Mantener dispositivos y software actualizados es crucial. Las versiones antiguas de sistemas operativos y aplicaciones presentan vulnerabilidades explotadas por ataques automatizados. Instalar antivirus o firewalls refuerza la protección, especialmente en equipos con información sensible.
Por último, es vital revisar los permisos de la cuenta. Muchas aplicaciones y dispositivos solicitan acceso directo, por lo que conviene eliminar aquellos en desuso o de origen desconocido. La sección «Permisos de cuenta» en Google permite gestionar estos accesos y reducir posibles puntos de entrada para ciberamenazas.