
El remake de Lilo y Stitch ha irrumpido con fuerza en los cines, superando en su primer fin de semana los 341.7 millones de dólares y eclipsando incluso al último filme de la franquicia Misión Imposible. Este éxito llega tras el fracaso comercial de Blancanieves, demostrando que la historia de amistad entre una niña hawaiana y un extraterrestre sigue cautivando al público. Con estas cifras, la nueva versión podría convertirse en uno de los remakes más rentables de Disney.
La estrategia de la compañía de adaptar sus clásicos animados al live-action ha tenido altibajos. Mientras que películas como Alicia en el país de las maravillas o La bella y la bestia lograron grandes recaudaciones, otras no alcanzaron el mismo impacto. Sin embargo, el éxito de Lilo y Stitch podría marcar un nuevo rumbo en los proyectos futuros de Disney, que ya ha anunciado adaptaciones de Moana, Bambi, Hércules y Merlín, además de una secuela de su último fenómeno.

A pesar de su triunfo en taquilla, el remake no ha estado exento de controversia. Una de las escenas más icónicas de la versión animada, en la que el alienígena Pleakley se disfrazaba con ropa femenina, ha sido eliminada. Este momento, considerado por muchos como una representación pionera de la identidad de género en Disney, fue reemplazado por una transformación digital más neutra. El director, Dean Fleischer-Camp, reconoció en un video de TikTok que intentó incluirla, pero las decisiones finales de la compañía prevalecieron.
A nivel narrativo, el filme introduce cambios significativos, como la eliminación del villano Capitán Gantu y la introducción de un nuevo personaje, Tutu, que refuerza el mensaje de comunidad. Además, la pasión de Stitch por Elvis Presley queda relegada a un guiño en los créditos, y las transformaciones de los alienígenas ya no recurren al humor de los disfraces, sino a efectos digitales.