
Un estudio internacional reciente sugiere que jugar a The Legend of Zelda o ver películas de Studio Ghibli puede contribuir a mejorar la calidad de vida.
La búsqueda de la felicidad ha ocupado a generaciones enteras. Algunas personas la persiguen como si fuera un estado permanente, sin notar que esa plenitud idealizada no existe. En lugar de eso, conviene identificar y disfrutar los momentos felices que surgen en el día a día. Aunque cada individuo responde de forma distinta a los estímulos, ciertos contenidos culturales parecen generar efectos positivos en el bienestar emocional, como los mencionados al inicio.
El equipo de investigadores, integrado por científicos del Imperial College de Londres, la Universidad Kyushu Sangyo y la Georgia State University, decidió explorar cómo los videojuegos de mundo abierto y las películas que apelan a la nostalgia influyen en la ansiedad y el estrés. Para ello, trabajaron con 518 estudiantes postdoctorales, un grupo que les preocupaba por el aumento de trastornos de ansiedad entre jóvenes. Aunque estos contenidos no sustituyen una terapia sicológica, los autores del estudio consideran que pueden ayudar a reducir el estrés.
Los resultados del estudio confirmaron su hipótesis. En términos generales, tanto el videojuego The Legend of Zelda: Breath of the Wild, como las películas de Studio Ghibli, mostraron efectos positivos sobre la salud mental de los participantes. Las excepciones existen, pero la tendencia general apunta a beneficios emocionales.

Los videojuegos de mundo abierto como The Legend of Zelda: Breath of the Wild ofrecen al jugador un alto grado de control sobre sus acciones. Esta característica resulta especialmente valiosa en un contexto donde muchas personas sienten que la vida escapa a su control. Esa sensación de vulnerabilidad puede generar ansiedad, mientras que el control en el juego proporciona una vía para recuperar el equilibrio emocional.
Además del control, estos videojuegos promueven la exploración. El deseo de descubrir y recorrer nuevos espacios forma parte de la naturaleza humana. Satisfacer esa necesidad puede generar una sensación de plenitud. A pesar de la libertad de acción, el juego establece objetivos claros, lo que también aporta beneficios. Otro estudio reciente indica que vivir con propósito protege el cerebro frente a la demencia y mejora el bienestar emocional. Aunque el propósito en el juego no sea real, sí ofrece una estructura que favorece la concentración y la evasión.
La música relajante, los paisajes evocadores y la posibilidad de recorrer el entorno sin restricciones completan la experiencia. Estos elementos permiten que el jugador se sumerja en el universo del juego y se desconecte de los problemas cotidianos.
En el caso de Studio Ghibli, los investigadores destacan el papel de la nostalgia como herramienta para reducir el estrés. Recordar momentos felices suele generar bienestar, aunque también puede provocar tristeza si esos recuerdos incluyen personas ausentes o situaciones irrepetibles. Por eso, conviene reconocer que la nostalgia puede tener efectos ambivalentes.

Cuando se manifiesta de forma positiva, la nostalgia refuerza valores personales y genera una sensación de continuidad en medio de un mundo cambiante. Esa estabilidad emocional ayuda a contrarrestar el estrés. Los recuerdos suelen incluir vínculos con familiares y amigos, lo que fortalece el sentido de pertenencia a una comunidad. Además, mirar hacia el pasado y reconocer el camino recorrido puede despertar gratitud. No todas las personas vivieron una infancia feliz, por lo que no se puede generalizar. Sin embargo, las películas de Studio Ghibli tienden a resaltar los aspectos positivos de la nostalgia.
Estas producciones utilizan narrativas suaves, imágenes detalladas y música envolvente. Sus historias giran en torno a la familia, la naturaleza y la felicidad que se encuentra en los pequeños detalles. En Mi vecino Totoro, por ejemplo, se muestra cómo la vida cotidiana puede adquirir un tono mágico. Jugar en el campo o compartir una comida en familia se convierte en una experiencia significativa.
El estudio dividió a los participantes en parejas. Una parte del grupo jugó a The Legend of Zelda, mientras que la otra no lo hizo. De forma similar, algunos vieron películas como Mi vecino Totoro o Niky, la aprendiz de bruja, y otros no. Luego, todos respondieron un cuestionario para evaluar factores relacionados con la felicidad y la calidad de vida. Los resultados fueron más positivos en quienes interactuaron con estos contenidos.
Aunque el estrés y la ansiedad requieren atención profesional, este estudio sugiere que ciertos videojuegos y películas pueden ofrecer momentos de alivio. Si estas propuestas resuenan con tus emociones, vale la pena explorarlas. No prometen soluciones definitivas, pero sí pueden abrir una puerta hacia el bienestar.
