YouTube, la plataforma de videos más grande del mundo, aplica de manera generalizada y sin autorización previa un procesamiento automático con inteligencia artificial que altera el contenido visual de miles de creadores.
La medida, que la empresa describe como una prueba piloto para mejorar la calidad de los videos, ha generado un amplio rechazo en la comunidad de productores de contenido, quienes acusan a la plataforma de vulnerar su integridad artística y de violar la confianza con su audiencia.
La iniciativa de YouTube afecta a una amplia gama de canales, desde creadores independientes con decenas de miles de suscriptores hasta personalidades de gran influencia como Linus Tech Tips o Rick Beato. El proceso automatizado, que se ejecuta sin el conocimiento o el consentimiento de los autores, aplica filtros de inteligencia artificial que suavizan la textura de la piel, aumentan la nitidez de la imagen e intentan reconstruir partes del video que el algoritmo considera de baja calidad visual.
El resultado final, según múltiples reportes, es una apariencia artificial que muchos describen como «plástica», similar a la que producen los “filtros de belleza” en otras aplicaciones móviles. Este tratamiento altera de forma tan significativa la estética original que, en muchos casos, destruye por completo la intención artística del creador. Un ejemplo claro es el caso del youtuber Mr. Bravo, conocido por un estilo visual vintage que el filtro de IA elimina por completo.
La polémica escaló hasta un punto crítico cuando creadores de alto perfil alzaron la voz. Ret Shull, un youtuber con casi 750 000 suscriptores, publicó un video para exponer el problema y criticar con dureza la decisión de la plataforma. Shull declaró que si él hubiera querido ese nivel de edición, lo habría aplicado personalmente. Subrayó que la alteración automatizada lo tergiversa profundamente a él, a su trabajo y a su voz en internet, y advirtió que esta práctica podría erosionar la confianza que ha construido con su audiencia a lo largo de los años.
Aunque YouTube admite que realiza este postprocesamiento, la compañía se defiende afirmando que la tecnología que emplea no es inteligencia artificial generativa. La plataforma enfoca esta prueba en los YouTube Shorts, su formato de video corto, lo que hace que el efecto sea aún más notorio cuando estos clips se usan para promocionar un video principal de mayor duración en el mismo canal.
La falta de transparencia y la ausencia de un mecanismo para que los creadores puedan optar por no participar en la prueba es el centro de la disputa, que enfrenta la automatización tecnológica con los derechos creativos de los autores.