Hace apenas unas semanas, la comunidad tecnológica esperaba con entusiasmo la llegada de la actualización 24H2 de Windows 11. Esta versión prometía importantes avances, sobre todo en el rendimiento para los procesadores Ryzen 7000 y 9000, lo que generó grandes expectativas entre los usuarios. Sin embargo, el lanzamiento ha sido, cuando menos, un dolor de cabeza que incluso ha obligado a Microsoft a pausar su despliegue en ciertos equipos.
La actualización, que debía marcar un salto de calidad, ha seguido la tendencia de versiones previas, mostrando problemas significativos desde su llegada. Esta situación ha generado críticas hacia la compañía, que nuevamente parece haber lanzado un software sin el nivel de revisión necesario. El gigante de Redmond no ha podido evitar que los errores empañen la experiencia del usuario, y ahora se enfrenta a las consecuencias de sus decisiones.
Despliegue interrumpido y caos controlado
La suspensión de la actualización de Windows 11 24H2 no es total. Por el momento, la interrupción afecta solo a algunos equipos con configuraciones específicas, aunque no se descarta que la medida pueda extenderse a más dispositivos si los problemas persisten. Esta incertidumbre ha provocado que muchos usuarios opten por no instalar la versión hasta que se resuelvan los errores reportados. La sensación general es que esta tormenta está lejos de disiparse.
Un incidente reciente ha puesto aún más presión sobre Microsoft: varias unidades SSD de la marca Western Digital (WD) comenzaron a experimentar pantallazos azules de la muerte (BSoD, por sus siglas en inglés) tras la instalación de la actualización. La respuesta de WD fue rápida, lanzando un firmware correctivo que ya está disponible para su descarga en la página oficial de la compañía. En ese sitio también se detalla el proceso de actualización y se enumeran los modelos de SSD afectados.
Una lista creciente de problemas
Los fallos no terminan con las incompatibilidades en los SSD. Entre los errores más reportados de Windows 11 24H2 se encuentra uno que consume 8,63 GB adicionales de almacenamiento, un problema que parece estar vinculado con los puntos de control introducidos para gestionar las actualizaciones acumulativas. Además, varios usuarios han señalado fallas en comandos esenciales del sistema, como el conocido «SFC /scannow», utilizado para verificar la integridad de los archivos de Windows.
Otra de las funciones comprometidas es el historial del portapapeles, herramienta que permite gestionar los elementos copiados en el sistema. Para algunos usuarios, deshabilitar y volver a activar la función ha sido una solución temporal, aunque Microsoft deberá ofrecer un parche definitivo que resuelva este y otros inconvenientes. Hasta la fecha, no hay una confirmación oficial sobre cuándo estarán disponibles estas correcciones.
Actualizaciones de Windows bajo escrutinio
Los errores asociados a Windows 11 24H2 han reavivado las críticas hacia Microsoft, cuyas actualizaciones de software han sido cuestionadas en los últimos años por su falta de fiabilidad. A pesar de los problemas recurrentes, la compañía no ha logrado implementar procesos más rigurosos de control de calidad, dejando en evidencia una aparente desconexión entre la empresa y las necesidades de los usuarios.
Aunque el entusiasmo inicial por las mejoras de rendimiento sigue presente, muchos usuarios se muestran cautelosos y prefieren esperar antes de instalar la actualización. La experiencia ha enseñado que es más seguro posponer la adopción de nuevas versiones hasta que Microsoft publique los parches necesarios.
El caso de Windows 11 24H2 refleja los desafíos de Microsoft para equilibrar la innovación con la estabilidad. Con cada nueva actualización, la compañía enfrenta la presión de ofrecer mejoras sin comprometer la experiencia del usuario, un reto que hasta ahora no ha logrado superar del todo. A medida que los problemas continúan acumulándose, la confianza de los usuarios se pone en entredicho, alimentando la percepción de que Microsoft sigue tropezando con los mismos errores del pasado.
