Quizá muchos se preguntan cuánto tiempo puede durar realmente un teléfono móvil si se le brinda el cuidado adecuado. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España, un dispositivo bien atendido puede ofrecer hasta cinco años de servicio confiable, siempre que su dueño ponga especial atención en mantenerlo en óptimas condiciones.
La clave para alcanzar esta longevidad parece residir en la batería, el corazón del teléfono. La OCU señala que las baterías de teléfonos móviles sin opción de extracción deben soportar más de 1 000 ciclos completos de carga y descarga sin perder más del 20 % de su capacidad inicial.
En los dispositivos con batería intercambiable, este requisito se reduce a 800 ciclos. Aunque estos números pueden parecer abstractos, la organización aclara que un ciclo completo implica cargar el dispositivo desde cero hasta su máxima capacidad. Dado que los usuarios tienden a recargar sus teléfonos antes de que la batería se agote por completo, se estima que 200 ciclos equivalen aproximadamente a un año de uso promedio.
Pero no todo depende de la tecnología. El comportamiento del usuario también juega un papel fundamental. Para quienes buscan extender la vida útil de su teléfono, la OCU ofrece una serie de recomendaciones prácticas.
Una de ellas es evitar exponer el móvil a altas temperaturas, como dejarlo bajo el sol en la playa o dentro del coche durante los días calurosos. Estas condiciones pueden generar niveles térmicos superiores a los recomendados por el fabricante, lo que podría dañar algunos componentes internos.
Otro consejo importante tiene que ver con la forma de cargar el móvil. Aunque la carga rápida es una solución conveniente en momentos de urgencia, su uso frecuente puede acelerar la degradación de la batería. Por ello, se sugiere optar por cargas normales siempre que sea posible. Además, muchas marcas han incorporado funciones como la carga “optimizada” o “inteligente”, diseñadas para proteger la salud de la batería.
La gestión de aplicaciones también resulta crucial. La OCU recomienda revisar periódicamente las apps instaladas y desinstalar aquellas que ya no se utilizan. Esto no solo libera memoria, sino que mejora el rendimiento general del dispositivo.
En algunos casos, restablecer los valores de fábrica puede ser una opción útil para eliminar configuraciones o archivos innecesarios que afectan el funcionamiento del teléfono. También se sugiere eliminar fotos y videos duplicados o innecesarios, conservando únicamente aquellos que tengan un valor sentimental o práctico.
Proteger físicamente el móvil es otra estrategia clave. El uso de una funda y un protector de pantalla puede prevenir daños causados por caídas o golpes. Estos accesorios, aunque simples, pueden marcar la diferencia entre un teléfono intacto y uno con una pantalla fracturada o componentes internos comprometidos.
