🛌 Cuánto debe durar una siesta, según la NASA

Siesta
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La siesta, una práctica ancestral que ha sido arraigada en muchas culturas, ha sido objeto de estudio y debate durante mucho tiempo. Aunque en España es una tradición muy asentada y por ello muy conocida en el mundo, su popularidad ha disminuido en áreas urbanas debido a los cambios en los horarios laborales. Sin embargo, según los expertos, una siesta breve y programada puede ser un secreto para mejorar la alerta y el rendimiento.

Un estudio de la NASA en la década de los 90 examinó la efectividad de un período de descanso planificado en la cabina para mejorar la alerta y el rendimiento en operaciones de vuelo de larga distancia. Los resultados revelaron hallazgos sorprendentes sobre la duración óptima de la siesta, así como los beneficios para los pilotos y tripulación aérea.

El estudio encontró que los pilotos que realizaron un descanso programado de 40 minutos durmieron en un 93 por ciento de las oportunidades, quedándose dormidos en 5.6 minutos y en sueño profundo durante 25.8 minutos. Los investigadores concluyeron que la siesta corta pero efectiva mejoró la alerta fisiológica y el rendimiento de los pilotos durante vuelos de larga distancia.

Los beneficios de la siesta se observaron durante las fases críticas de descenso y aterrizaje del vuelo. Además, la siesta no afectó negativamente al sueño durante las paradas o al déficit acumulado de sueño, lo que indica que incluso una siesta corta no interfiere con el sueño nocturno habitual y puede proporcionar beneficios adicionales sin causar trastornos en el ciclo de sueño.

La siesta y sus riesgos

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Sin embargo, otros expertos advierten que las siestas largas pueden tener efectos negativos en la salud. Un estudio liderado por la fisióloga Marta Garaulet, de la Universidad de Murcia, en España, encontró que el sueño corto de más de 30 minuto estaba asociado con un mayor riesgo de obesidad y otros problemas de salud. Según estos expertos, las siestas largas también pueden indicar problemas de salud subyacentes, como Alzheimer o inflamación cerebral.

En conclusión, una “siestecilla” puede ser beneficiosa si se mantiene dentro de ciertos límites de duración. Un breve descanso puede mejorar la cognición y el estado de ánimo, mientras que las siestas más largas pueden tener efectos negativos en la salud. La clave está en encontrar un equilibrio que permita disfrutar de los beneficios del descanso sin comprometer la salud.

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