
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, volvió a encender la discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el empleo. Durante una entrevista con Rowan Cheung en la conferencia DevDay de OpenAI, Altman planteó una idea provocadora: tal vez los trabajos que podrían desaparecer por la automatización nunca fueron “trabajo real”.
Cheung introdujo su experimento mental favorito. Propuso imaginar cómo reaccionaría un agricultor de hace 50 años si alguien le dijera que el internet crearía mil millones de empleos. Según Cheung, ese agricultor probablemente no lo creería. En la era de la inteligencia artificial, advirtió, los empleos de mil millones de trabajadores del conocimiento podrían estar en riesgo antes de que surjan nuevas ocupaciones.
Altman retomó la analogía del agricultor para reflexionar sobre la percepción del trabajo. Afirmó que ese agricultor no solo se mostraría incrédulo ante el futuro, sino que también consideraría que las tareas actuales de muchos profesionales no constituyen un trabajo auténtico. “Ese agricultor muy probablemente miraría lo que tú haces y lo que yo hago y diría: ‘eso no es trabajo real’”, expresó Altman.
Esa idea, según el ejecutivo, le genera menos preocupación en algunos aspectos, pero más inquietud en otros. Explicó que el agricultor produce alimentos y mantiene a las personas con vida. Eso sí representa una necesidad básica. En cambio, los trabajos modernos podrían parecerle una forma de entretenimiento disfrazada de ocupación.
Altman especuló que, si se pudiera observar los empleos del futuro, tal vez se concluiría que los trabajos actuales no son tan reales como los del pasado, pero sí más auténticos que los que vendrán. “Es muy posible que, si pudiéramos ver esos trabajos del futuro, pensaríamos que nuestros empleos no eran tan reales como los del agricultor, pero mucho más reales que este juego que estás jugando para entretenerte”, afirmó.
El mensaje que Altman intenta transmitir parece claro: los trabajos evolucionan. Por eso, quienes temen perder su empleo por el avance de la inteligencia artificial deberían considerar que, desde otra perspectiva, sus ocupaciones ya podrían parecer irreales. Y que, en el futuro, esa percepción podría intensificarse.
A pesar de la incertidumbre, Altman se mostró optimista. Confía en la capacidad humana para adaptarse. “Estoy muy dispuesto a apostar por los impulsos humanos tal como son”, dijo. “Y creo que encontraremos muchas cosas que hacer.”
